Caminaba por la calle cuando me topé con un piano muerto
Qué hermoso objeto es un piano, qué bien hecho está por dentro y por fuera...
Era triste verlo así, destripado de cualquier manera,
mostrando impúdicamente sus cuerdas, martillos y entrañas.
Deshecho y desechado, abandonado con la basura...
Ser desmembrados y despiezados con cuidado, alimentar el fuego del hogar para unos amantes a lo largo de todo un frío invierno de borrascas y vientos aulladores.
o quedar olvidados al fondo de algún salón nunca visitado por nadie hasta fundirse con el papel pintado de la pared
o hundirse y desaparecer lentamente en un lago
de lodos y juncos
o ser lanzados cientos de metros hacia el aire y destrozarse al
fondo de un valle de granito
o ser quemados en la playa como un jefe viquingo
...Desde luego prefiero el lanzamiento, la hoguera vikinga, o la combustión para amantes friolentos que lo de quedar olvidados y fundidos con el papel de la pared...
ResponderEliminarSalutem!!!!
P.D: a lo mejor el piano no estaba muerto y solo agonizaba. ¿Probó a darle algo de comer? ¿Un poco de heno?
Jajaja! Acaba Vd. de inaugurar la interactividad de este blog. Queda depositado el primer comentario. Ha comentado.
ResponderEliminarConste que la opción voladora la escribí antes de encontrar su post sobre lanzamiento de pianos (el enlace lo añadí a posteriori). Creo que fué una influencia de Doctor en Alaska...
Bienvenido a esta que es su casa y que aún estoy amueblando. En cuanto acabe de traerme algunas cosillas más montaré una fiesta de inauguración oficial.