24/10/09

buen vivir

Hace un par de días Barcelona parecía ahogarse bajo el diluvio universal. Llovió y llovió de modo inclemente, hacía viento, frío, parecía que el invierno había llegado para quedarse.

Pero hoy el sábado se regaló radiante, han subido las temperaturas y el aire estaba limpio y cristalino como ocurre pocas veces en esta ciudad mediterránea que suele jadear bajo una campana de contaminación y humedad.

He comido con unos amigos al lado del mar, y al salir del restaurante me ha encantado encontrarme a estos vecinos disfrutando del día y del clima.

La verdad que daba gusto verlos, tan contentos ellos jugando su partidita de cartas en la playa, echándose unas risas.

Unas cajas, unas cervezas, unas cartas y ...la buena vida.
A veces es tan sencillo...



El único detalle inquietante, por incongruente, era esa bolsa del IESE...


20/10/09

la Sala Oval

Aquel invierno llovió todos los lunes.
Por lo menos así es en mi memoria.

Me había inscrito a un curso -unos créditos se diría ahora- de restauración que se daba los lunes por la mañana en el Museo de Cerámica, en el Palau de Montjuic. En la segunda o tercera planta de lo que ahora es el MNAC y por aquel entonces era un caserón siniestro al que no iban los barceloneses (nada aún de escaleras mecánicas ni exposiciones estrella) y que apenas era visitado por los escasos turistas de esa Barcelona muy preolímpica.

Hace muchos años ya, y aquel invierno llovía todos los lunes. Por lo menos en mi memoria.


Siempre que me acerco al Mnac me sigue estremeciendo el recuerdo de la desaparecida Sala Oval.
La sala sigue estando ahí, claro, restaurada, útil y flamante, pero ya no es la mía. Cuando voy hago como que no la conozco, me empeño en no reconocerla, la trato de usted, como si fuese otra.
Y es que es otra.


Una de esas mañanas lluviosas, tras recomponer un plato medieval, o un asa de jarra, o algo así, me perdí por el museo, vagabundeé, curioseé.
No había nadie, aún no era horario de abrir al público, o tal vez los lunes no abrían, no sé. Pero no había nadie.
Me encantaba poder deambular libremente por ese laberinto.

Y en un rincón había una cortina que medio ocultaba una puerta. Y la puerta esta entreabierta.

Me asomé, claro.
Y ahí detrás... había... no sé, ahí detrás descubrí... lo inesperado.
Porque ahí detrás en lugar de un cuartito como tantos o un armario de trastos, lo que se abría en la penumbra, con todos sus ventanales cubiertos por lonas que bandeaban con la tormenta, medio derruido y lleno de escombros era un espacio... magnífico, histórico, sacro, descomunal, dramático.

Me quedé por unos momentos sin respiración, anonadada. No tenía ni idea de la existencia de la Sala Oval, no esperaba semejante monstruo tras la puerta, no podía ubicar aquello que acababa de descubrir: ¿qué era eso? esa forma... parecía un circo romano, pero, no claro, cómo iba a ser un circo si estaba cubierto... ni nada romano.... si sabía que el Palau Nacional era de construcción bastante reciente... pero era tan grande, con esas gradas, tan solemne... ¿qué hacía aquello ahí?.
Atónita contemplaba sin comprender nada, oyendo el gotear de la lluvia, dejándome devorar por el monstruo dormido, fascinada por la pura belleza de ese lugar desmesurado y olvidado de todos, abandonado a su esplendor derruído.



Me gustaba pensar que ya nadie se acordaba de ella, que ya nunca nadie más la recordaría, que se perdería la memoria de que estaba allí, agazapada en su enormidad, de que había existido alguna vez. Me gustaba pensar que me pertenecía a mí únicamente, que se había escondido durante años tras esa cortina polvorienta de terciopelo granate sólo para que yo la descubriera.



Sigue perteneciéndome.
Aún, a veces, la visito en sueños.




Por supuesto, no he podido encontrar una foto de "ella" entonces, de cuando la conocí.
Esta del inicio de las obras es lo más parecido que he localizado: pónganle oscuridad, derribos y sorpresa, quítenle las máquinas y los hombres, reconstruyan mentalmente toda la mitad que no se ve (es realmente grande) e imaginen encontrarse eso inesperadamente detrás de una cortina.

10/10/09

como un melocotón


" Mientras escribe, es como si me estuviera dibujando; o más bien como si estuviera dibujando sobre mí –sobre mi piel–, no con el lápiz que utiliza sino con una anticuada pluma de oca, y no con el extremo del cañón sino con el de la pluma. Como si cientos de mariposas se posaran sobre mi cara y abrieran y cerraran suavemente las alas.


Pero por debajo siento otra cosa, una sensación de estar completamente despierta y vigilante. Es como despertarte de repente en mitad de la noche sintiendo una mano sobre la cara e incorporarte con el corazón desbocado y ver que no hay nadie. Y por debajo de eso se percibe otra sensación, la sensación de que te desgarran para abrirte; no como un cuerpo de carne, no duele tanto como eso, sino como un melocotón; y ni siquiera un melocotón desgarrado, sino un melocotón demasiado maduro que se hubiera abierto espontáneamente.

Y dentro del melocotón hay una piedra."

Margaret Atwood: Alias Grace

4/10/09

conversiones 2.0

De inmediato le cayó de los ojos algo como escamas, y volvió a ver.

Epístolas > Hechos > Conversión de Saulo (44:9:1 - 44:9:19)


Conversión de Saulo (detalle) c 1370, Lorenzo Veneziano.


Últimamente me he encontrado pretendiendo explicar que es la web 2.0 a personas que desconocen el concepto. Digo pretender porque tengo plena certeza de que no lo he conseguido, en parte por impericia, pero en parte también porque me parece que es un concepto difícilmente transmisible a alguien que está fuera de esa experiencia.

Incluso cuando se trata de personas que usan internet, email, buscan en google, conocen youtube, leen blogs de vez en cuando y puede que incluso se estén pensando lo de facebook... llega un punto en que me siento como si estuviera contando mi vivencia de abducida por extraterrestres.

Es como eso tan horrible que ocurre en las películas, cuanto más insisto en los detalles para hacer creíble lo que digo, mayor escepticismo noto en quien me escucha: ahhh, ¿y dices que son verdes y tienen antenas?.

Porque en ese barrio blogosférico que frecuento el concepto está muy claro, está entendido, es decir, asimilado intelectualmente pero, y eso es lo importante, también está comprendido, vivido en la práctica y usos que rigen las relaciones y acciones de sus habitantes.

Es más, se trata de un concepto en permanente evolución, se va enriqueciendo y redondeando a partir de lo que se va viviendo dentro de él. Y se trata de una idea expansiva como los gases: no se aplica únicamente a la web y sus relaciones, sino a un "modo de" hacer las cosas. De organizarnos en el espacio público en su sentido más amplio.


Conversión de S. Pablo. Elliot Earls.
Cooper-Hewwitt National Design Museum, Smithsonian Institution



Cierto que los vecinos son gente activa y curiosa, entusiasta y positiva, y todos piensan en como exportar al exterior (véase empresa, administración, sociedad) esa nueva filosofía dospuntocerista que tanto nos gusta y en la que tenemos puestas tantas expectativas.

Por eso en el barrio twitter y alrededores se oye a menudo la palabra "evangelización" referida a cómo herramientas del tipo facebook están enseñando el uso y los modos de la web, atrayendo a mucha gente en principio reacia o poco interesada, consiguiendo que vayan entrando y aprendiendo las necesarias "competencias digitales" para participar en esa nueva web (léase también sociedad) más colaborativa.

Coopetición, evangelización, competencias digitales, participación, conversación, prosumidor, empoderamiento, etc... son términos que circulan por el barrio blogosférico con una naturalidad pasmosa... pero fuera de él son como arameo antiguo, nadie sabe qué significan.

Y es que los que están fuera, están MUY fuera.

Porque no se trata de nuevas palabras, sino de nuevos conceptos. Lo 2.0 es una actitud, una predisposición, algo que no se cambia tan fácilmente si no es por la vía de la experiencia.


Detalle de iluminación, letra S, atribuida a Pisanello


Cada vez que me veo en la tesitura de intentar explicar lo 2.0 a alguien que lo desconoce, lo hago con la esperanza de lograr que lo entienda, pero sé que no va a comprenderlo hasta que se meta dentro y participe. Siempre el término que se me viene a la cabeza es el de "conversión".

Y no conversión en el sentido que se le da hablando de usabilidad o márqueting web, sino en el muy antiguo y bíblico de caída del caballo camino de Damasco, de conversión como revelación.

De repente comprendes algo que ilumina una nueva perspectiva, lo comprendes y eso te transforma, ya no puedes, luego, des-comprenderlo, la conversión es un punto de no retorno.

Puedes entender el concepto 2.0, pero no lo comprendes hasta que te ha abducido y te has convertido.



Algunos enlaces:

Web 2.0: así de sencillo via @ignacionacho

Guía práctica del web 2.0 por fuckwoski, con humor

y para interesarse en serio sobre web 2.0 y lo que se avecina con el web 3.0... el caparazón





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