No es un ambiguo sentimiento de angustia, es dinero.
Dinero es de los mejores libros de poesía que he leído últimamente.
Mi única relación con la poesía es la de lectora, de feliz lectora. Para críticas fundamentadas y expertas les derivo a google, al artículo de Francisco Diaz de Castro o la entrada que le dedicó Vicente Luis Mora, por ejemplo.
Excusatio hecha y desde mi posición de lectora periférica, desde las afueras, les digo que creo que Pablo García Casado es un poeta con una sensibilidad extraordinaria, con una obra meditadamente construida y que quedará.
Tuve ocasión de conocerlo hace siete u ocho años, en algún rato perdido en un curso de verano en El Escorial.
Parapetado y muy serio tras el simpático Eduardo García y el modesto y amabilísimo José Cereijo, García Casado no me cayó bien. Las cosas como son. No pude terminar de decidir si se trataba de uno de esos tímidos que no se sabe si son un muy-tímido-disfrazado-de-lobo-feroz, si es que son de natural adustos o si en realidad son unos bordes.
Pero esa primera impresión dejó de tener importancia cuando le oí recitar sus poemas y cuando empecé a leerlo.
No tengo ni idea de si es tímido, si únicamente tenía un mal día o si es un gruñón, ni me importa.
Me gusta lo que escribe, ya es uno de mis poetas, de los que procuro seguir y de los que compro.
En mi primera lectura de Las afueras me impresionó que alguien tan joven (lo publicó con 25 tiernos años) y con una experiencia presuntamente muy limitada pudiera recrear tan bien los matices sensoriales y vivenciales de un mundo ajeno.
Si no estoy equivocada escribió el Mapa de América sin haber estado nunca allá.
Luego he visto que le han nombrado director de la filmoteca, y es fácil adivinar que, como enfermo de cine, probablemente ha vivido muchas vidas a través de la pantalla. Tal vez de ese amor al cine y la narración le viene a García Casado la capacidad mutante, esa extraña habilidad para ponerse en la piel de otro, especialmente notable en el caso de los personajes femeninos.
Al principio me resultó trabajoso adaptarme a su peculiar modo de escribir; su poesía, como él mismo, no ofrece una primera impresión amable. Garcia Casado construye con las palabras, con las imágenes, en pared seca y sin argamasa.
Su material es un lenguaje hecho de palabras aparentemente comunes y "normales", pero que en su trabajo toman peso, son sólidas, nunca huecas. Como piedras. Como piedras las escoge y las amontona, una tras otra, sin pausas y sin piedad… (en Las afueras y el Mapa ni siquiera nos concede el alivio de unas comas). Como una obra de ingeniería, más que escribir erige sus poemas llenos de sentido, un edificio vibrante.
También me gusta su manera de organizar los libros, con poemas que narran historias, que son autónomos y hablan por sí mismos, pero que se engranan en una narración mayor, la del libro, como distintos puntos de vista sobre un mismo paisaje. El libro es un nuevo poema.
Cierto que esto no es exclusivo de este poeta, pero creo que pocos son tan rigurosos en este aspecto. Es casi tan difícil crear, añadir algo a la nada, como empezar a desechar, rechazar, pulir y quitar; difícil pero es uno de los ejercicios más importantes.
En los libros de Garcia Casado no sobra ningún poema, parece muy metódico y ambicioso respecto al resultado final que desea obtener, elimina cuanto no es imprescindible en el mecanismo, sin contemplaciones. No deja nada que no esté trabajando, ninguna pieza superflua.
A muchos libros de poesía, sobre todo de poetas jóvenes, no les falta nada, casi siempre les sobra.
Imagino que Pablo GC. debe tener una carpeta repleta de poemas sueltos, buenos, pero que no encajan en el proyecto "del libro".
Cuando se lee el libro de un tirón puede parecer como si todos los poemas hubiesen sido gestados y escritos a la vez. Como si no fueran poemas que han ido apareciendo y siendo escritos uno a uno a lo largo de un extenso periodo de tiempo, sino que han ido creciendo simultáneamente desde el principio, que brotaron cada uno en el lugar que debían ocupar en el resultado final. Como si el autor escribiera menos como un poeta que como un novelista, con toda la estructura narrativa siempre presente.
Les dejo aquí unas muestras, pero insisto: a Pablo García Casado hay que leerle los libros completos porque la totalidad del libro construye y añade sentido. Cómprenlos, son flacos, siéntense una tarde y léanlos de principo a fin.
de “Las afueras” (DVD, 1997)
EL POEMA DE JANE
él me enseñó a beber a pasar largas temporadas
en la cama a provocar la ira del vecindario a no sentir
en demasiadas cosas ningún tipo de vergüenza
con él también aprendí los gritos el miedo los fracasos
el olor a colonia de otros cuerpos y una frase:
cualquier forma de amor conlleva desperdicio
después de luis no me supo tan amarga la cerveza
NÚMERO SEIS
me besa me desnuda hace de mí lo que quiere
estoy borracha todo me da vueltas tengo que ir
al baño dos veces para no vomitarle encima
se marcha temprano a toda prisa no hay despedida
nota justificativa o teléfono de contacto sólo dudas
todos los hombres son príncipes a las cinco de la mañana
todas las putas son tú cuando despiertas y no hay nadie
de “EL MAPA DE AMÉRICA” (DVD, 2001)
SUMTER, SC
barrenderos policías gente que entra de guardia
el sol abriéndose paso entre las hojas de los árboles
la ventana está abierta los primeros sonidos
se mezclan con las últimas palabras nos besamos con dolor
porque es dolor ese golpe de ternura en el estómago
no la pasión no el abandono no el portazo la nota escueta
al lado del teléfono duele más
ese vas a llegar tarde ese ¿quieres desayunar? en unos labios
que pronto serán una fecha una cifra un lugar en el mapa
PADRE
en el ford por carreteras del norte
viajando junto a sara mi hija de ocho años
frías estaciones de servicio largos cafés con cristaleras
donde ella sopla una y otra vez las velas de una tarta
la veo crecer perdiéndose entre las mesas hablando con desconocidos
quedándose más tarde de las ocho luego de las diez luego de las doce
y yo buscándola en mac donalds hospitales comisarías
y ella gritando de rabia por qué te follaste a mamá
cabrón hijo de puta
demasiado cobarde
para buscar casa pagar impuestos un día detuve el coche
en mitad de la nieve puse el volante entre sus manos
saqué mi equipaje y mis pocas pertenencias
y ella se alejó en mi ford
de “DINERO” (DVD, 2007)
CONSTRUCCIONES LUQUE
Habíamos terminado la obra y hacíamos cola en la caseta. Íbamos cobrando según lo convenido, ni un céntimo más, tú esperabas noticias pegada al teléfono. Luque llamó para invitarnos a una copa, hay que celebrarlo, y entramos en una de las casas que habíamos construido. Champán, coca por todas partes, putas bailando en la escalera. Rubén hizo amago de marcharse, me tengo que ir, me esperan en casa, pero Luque dijo, si te vas ahora no vuelvas a pedirme trabajo. Todos conocíamos a Luque y sabíamos que iba en serio.
Cuando llegué a casa te encontré durmiendo en el sofá con la tele encendida, los tacones de aguja esperaban vacíos en el dormitorio. Guardé el dinero en el cajón y me fui a la ducha. Luego, ya en la cama, me susurraste al oído, ¿trajiste el dinero?
HIMNO
Por ti las madrugadas y el estiércol, la mentira en la boca y la amenaza. Por ti agachar la cabeza, vender mi nombre y renunciar a los sueños. Por ti el desvelo y la espalda quebrada. Por ti colgar el teléfono, marcar de nuevo y decir, está bien, lo que usted diga. Por ti cosas sucias de las que no me arrepiento. Porque tú me mantienes con vida. La boca que se dibuja cuando estoy a punto de abandonar. Tú, la belleza y el sentido.
TRAMPAS
Dice que no está, que se fue de viaje. Está nerviosa, me ofrece un café, no gracias, deben mucho dinero y yo he venido a cobrarlo. La hija mayor está viendo dibujos animados, El Rey León, a mi hijo le encanta, se sabe todas las canciones. Los niños aprenden rápido. El pequeño me mira desde la trona con la boca llena de papilla, muy serio, con los ojos azules de su padre. Mi marido es quien lleva las cuentas, dice, yo no sé nada de papeles. Le entrego un documento firmado por los dos, sí, ésta es mi firma, dice, él dijo que no me preocupara, que era bueno para los dos, bueno para los niños, que todo se arreglaría. Él y su negocio de barcas de recreo. Lleva dos meses fuera, le he dejado mensajes al móvil, pero no responde. Los niños preguntan por su padre, dónde está papá, dónde está papá, y yo no sé qué decirles. Todo eso está muy bien, señora, pero ahora hablemos de dinero.
PRÓDIGO
¿Has traído el dinero? Escribió la cantidad y mi nombre en el beneficiario, las manos le temblaban al firmar. Pienso devolverlo, dije sin convicción. Mi mujer esperaba en el coche con los niños, las maletas y todas nuestras cosas. ¿Cómo está mi madre?, le pregunté. Nos despedimos dándonos la mano como socios.
Al cobrar el cheque pensé en él, en lo que había trabajado para ganar ese dinero. Las horas extras, los domingos, aquellas reuniones hasta la madrugada. Pero también los viajes, largos viajes a lugares desconocidos, como aquella vez, cuando no volvió en toda la semana. No sabíamos nada de ti, mi madre no ha dejado de llorar, no vuelvas a marcharte de ese modo. Prometió que no volvería a pasar, y cumplió su palabra, pero algo dentro de mi madre se había roto para siempre.
Han pasado dos años desde entonces. Al principio llamábamos cada semana, mi mujer mediaba entre nosotros y los niños hacían su trabajo. Pero un día encontré un mensaje en el buzón de voz: tu madre está mal, nos hace falta el dinero, queremos llevarla a un médico, y ella por detrás, ¡cuelga, cuelga, qué estás haciendo, cuelga ese teléfono! Hace meses que no tengo noticias.
SEVILLA ESTE
Es un hombre que camina solo por el barrio. Un martes por la mañana a la hora en que los demás trabajan. Que mira su teléfono móvil comprobando que funciona correctamente, que tiene suficiente batería y cobertura. Que todavía puede controlar la situación. Es un hombre a la espera de noticias, que ha salido de casa porque necesita pensar, pensar en algo. Su mujer lo mira desde el balcón con el niño en brazos, el camisón deja entrever los pechos caídos de la maternidad. Pechos una vez de brillantina, la locura de la sala de fiestas, todos esos hombres y sólo tú, con tu cara de pájaro. Ven aquí, voy a llevarte lejos de este infierno, tengo negocios. El mismo hombre que hoy se arrodilla en el cajero automático y que suplica, perdónanos, Señor, perdónanos.
EL BUEN SAMARITANO
Como una pretty woman pero sin cuento de hadas. Sin más Richard Gere que esos hombres que pasan, preguntan precio y luego siguen hacia casas de papa hervida, bata sucia, niños disparando. A veces quisiera parar, llevarla a casa, calentar un poco de caldo y dárselo a beber como a mi hija. Acostarla en su cuarto de muñecas. Otros días me detengo, abro la puerta del coche y digo, ven, aquí, ahora.
(ver el video en librodinero.com)
Hola Arati, conozco a Pablo personalmente y le he hecho llegar este artículo, le gustará. Si es que no se lo has hecho llegar ya tú.
ResponderEliminarEl hizo que me gustara un poco más la poesía :-)
Muchas gracias, Yoriento, por el comentario y por el interés activo.
ResponderEliminarDonde dije "conocí" debí decir "estuvimos tomando un café", a eso se redujo mi contacto con Pablo.
Vi que en su página ofrecía un contacto pero no me atreví a enviárselo, aunque supongo que eso es una demostración de que le interesan las opiniones de sus lectores, incluso de aquellos a los que no les causó una "buena primera impresión".
;-)
Me alegra haber descubierto tu blog, entraré a curiosear a menudo, me interesa el tema de la motivación, las "buenas prácticas" y eso que se llama "compartir conocimiento", una nueva cultura del trabajo especialmente difícil de implantar en este país y, en mi caso, en esta administración pública nuestra, tan cargada de viejos vicios e inercias.
Gracias por el descubrimiento. Sensacional!
ResponderEliminar@Isabel Si este post ha servido para descubrirte al poeta... me hace feliz! Esa es la intención última de escribir algo así: poder encontrar con quien compartirlo.
ResponderEliminar