27/7/14

Historia de un faro






Planos e imagen de la web de Rubjerg Knude








Imagen: Jürgen Krützfeldt

Hay una página web con los detalles y explicaciones técnicas sobre este faro engullido por la duna. 

En versión wikipedia:
Rubjerg Knude es un faro abandonado que se encuentra en la península de Jutlandia, en Dinamarca, entre las poblaciones de Lønstrup y Løkken del municipio de Hjørring.Fue construido en 1899 en la parte alta de una colina, a unos 60 metros sobre el nivel del mar. Los barcos detectaban su luz desde una distancia de unos 40 kilómetros. Las tormentas fueron amontonando arena ante el faro, hasta tal punto que en 1968 su luz dejó de ser visible. El faro funcionó como museo hasta 2002, año en que la duna terminó por sepultar algunos de los edificios anexos, sin embargo el faro nunca ha llegado a quedar enterrado por la arena. La duna se va aplanando con los años y se desplaza hacia el noreste, hoy en día todavía tiene una altura de entre 90 y 100 metros.

Lo he descubierto via Vicente Luis Mora y me han emocionado las imágenes y la historia.



Addenda: Paulino Etxebeste, ¡más majo él!, recordó este post hace unos días en su viaje y tuvo el DETALLAZO de enviarme su propia foto del faro. Gracias mil Paulino, me ha encantado :-)

En agosto de 2014 así está:


Foto: Paulino Etxebeste

14/7/14

madres cuánticas



Que levante la mano el/la padre/madre de adolescentes que no se ha visto diciendo aquello de

"Recoge tus cosas! Que estoy harto/a de que lo dejes siempre todo por en medio" o
 "Aún no has hecho lo que te he pedido" o
"¿Cómo que ya está? así está a la mitad, hazlo bien" y etc, etc, etc, etc, etc, etc....

(Paréntesis 1: a partir de aquí abandono el lenguaje políticamente correcto y donde digo madre pongan padre si se sienten identificados)
(Paréntesis 2: si no se sienten identificados... malo, porque sólo les queda identificarse con el adolescente... y por ahí cerca  habrá una madre previsiblemente harta de tener un hijo de más. Se lo piensen)


La desgana de los adolescentes puede ser tan exagerada que en ocasiones nos hace temer que padezcan algo grave y siniestro. Padres, madres: no os asustéis, no están enfermos, no tienen  ninguna enfermedad neuromuscular, ni degenerativa, ni de otro tipo: es sólo pereza.
Eso sí, se trata de una pereza selectiva.

Los adolescentes parecen disponer de unas energías desbordantes para algunas cosas como pegar alaridos, hablar por teléfono o wassapear, ver videos de youtube y seguir una serie en la tele simultáneamente, pueden saltar, bailar o patinar durante horas, etc...  y, sin embargo, sufren una falta de fuerza muscular alarmante para las actividades que no les interesan, rayando la parálisis cuando se trata de cosas tan extenuantes como introducir una taza en el lavavajillas.
Pueden trotar seis horas seguidas por una montaña el día que les apetece, pero están agotados antes de intentar acercar su ropa sucia a la lavadora.

Y ya lo más de lo más de las misiones imposibles: reponer un rollo de papel higiénico (en lugar de dejar el cilindro de cartón ahí colgando, con un minúsculo último resto, un inútil trocito de papel para que no les puedas recriminar que se lo han acabado).

También son ciegos a innumerables cosas, su visión selectiva afecta especialmente a los objetos que las madres crueles dejamos en medio del pasillo o ante la puerta de su habitación, pensando -ingenuas de nosotras- que se verán obligados a recogerlos. Pues no.
Se les activa una especie de piloto automático que les permite pasar por encima decenas de veces sin ver el asunto...y sin tropezar. Pero la alarma de "debería recogerlo" nooooo, esa no funciona.


La adolescencia implica convertirse en master del universo del escaqueo.


Té de Aniversario, templo metodista de Boulderclough/. 1975-1980. © Martin Parr / Magnum Photos

Ser madre en estas situaciones es fatigoso, pero...

¿acaso no lo recordáis?
¿no recordáis lo agradable que era tener una madre que se encarga de que todo funcione, esté limpio y se localice?

Ay, ¡esa figura omnipresente pero en la sombra!, las pobres madres a veces nos quejamos, pero luego seguimos en ese trabajo de hormiguita, transparente y tan poco valorado...

Yo recuerdo perfectamente lo agradable de esa sensación de que alguien haga algo por ti.
De saber que hay alguien que siempre está de guardia.
De que si ahora tienes prisa, o pereza, y no lo acabas como es debido... alguien sí lo hará después.

Ay, esa sensación ligera de no ser la responsable última de todo.

Hace mucho que sólo tengo la sensación de no encontrar nunca nada mejor de lo que lo dejé.
O ni siquiera igual... casi siempre cuando vuelvo está peor, mucho peor y vuelta a empezar. O abroncas o te pones a recoger o las dos cosas a la vez.

Y sí, tengo fresco aún el recuerdo de disfrutar del misterioso orden cósmico.
De gozar sin preguntarme sobre el itinerario de la ropa -desde el cesto de la ropa sucia a aparecer plegada y planchada en el armario-.

¿Cómo no recordar con melancolía ese tiempo en que los rollos de papel higiénico se regeneraban solos, en que la nevera se rellenaba de modo aparentemente espontáneo y en que bastaba dejar el tiempo suficiente algo en el suelo para que regresara a su lugar?.
Simplemente ocurría: la leche derramada desaparecía, los cajones se cerraban, ... todo regresaba a su punto de partida y el orden se reiniciaba una y otra vez. Mágicamente.

Estar en primera línea de madre supone añorar mucho a la propia madre. Valorarle, por fin, esas interminables jornadas laborales, todos los días del año. Ese trabajo sin vacaciones.

(Gràcies, mare)

Supone también añorar a Ana, alguien que reparaba y ordenaba el mundo por mí.

Sí, ya sé que me repito pero, ya ven, lo del trabajo doméstico me aburre y me cansa y también a mí, a estas alturas, a veces...  me encantaría poder escaquearme.

Por lo menos vengo y lo cuento.
Alivios, oigan.


Dicen que es la mecánica cuántica, pero yo empiezo a creer que son las madres las que mantienen el cosmos en marcha y los planetas rodando en sus órbitas, ordenados y sin salirse.



Las fotos de Martin Parr son de la estupènda exposición en La Virreina. Ojo los de Bcn: se acaba a final de mes, no se la dejen pasar.


1/7/14

mantenga limpio internet

Imagen: wikipedia
Hoy me he tomado el día libre porque tengo algunas cosas que hacer ( y no, no son croquetas, pero tampoco voy a aclararlo, llámenme misteriosa).

Me he propuesto empezar bien el día y disfrutar de ese momento mágico consistente en regodearme en la idea de que eran las nueve de la mañana y yo NO estaba en la oficina.

He preparado la escenografía y me he instalado a tomar un café relajadamente en el balcón mientras repasaba mis listas de Twitter.

Que es como si dijera "mientras ojeaba la prensa", pero con el añadido de que los artículos de prensa me los pre-seleccionan una gente muy maja, inteligente e interesante, que tengo en unas listas estupendas, a la que he ido testando a lo largo de años y cuyos destacados me parecen fiables y relevantes. Que el señor acreciente sus rebaños, yo siempre les estoy agradecida.

Todo maravilloso y la escenografía perfecta.

Y así de sopetón, las tres noticias a las que he ido a caer de buena mañana han sido:

Un halo de basura espacial rodea la tierra
Hay plástico en todos los mares del mundo
Las marcas emiten a diario gran cantidad de contenido basura



ORIGINAL: Information from National Oceanic and Atmospheric Administration.
Graphic made by 
Oliver Lüde Gestaltung. Found on Earth Hour.

A partir de ahí me he puesto otro café y he empezado a rumiar que si algo distingue al ser humano de los animales es nuestra capacidad de generar basura, por tierra, mar y aire.

Y también en internet.
Las marcas quieren vender.
Hoy en día para vender hay que estar en internet.
Para que te conozcan en internet hay que generar contenido, ¡para triunfar y vender hay que generar contenido!, ¡¡el contenido es el rey!!
(lo dicen todos los guruses del tema, desde los que lo son merecidamente, a los que han llegado hace seis meses y publican cada día en su blog recetas mágicas y consejos tengo).

Pues ¡venga contenido! Ahí estamos: terabytes y terabytes y ultramegasúpergigaterabytes de contenido prescindible, publicitario o, a lo menos peor, repetitivo.

Y es que contenido, lo que se dice contenido propio y genuino... tenemos el que tenemos y salvo algunos seres humanos excepcionales, la mayoría tenemos lo que se dice "lo normal", o una cosa modesta, como de ir diciendo algo de vez en cuando y poco más.

Con las marcas, las páginas webs, los blogs... pasa lo mismo, pero como "hay que publicar" y "hay que llenar", pues publicamos porquerías o vamos y robamos por ahí y lo ponemos como si se nos acabase de ocurrir.

Hace poco comentaba que

"Será la edad que me vuelve intolerante: Me van cabreando en progresión astronómica los sitios que no producen y sólo reproducen, los que viven de vampirizar contenidos enteros de otros y se quedan tan anchos con una misérrima mención enlazando con un "fuente" chiquitito abajo. Si cuela, cuela."

Entre una cosa y otra estamos llenando internet de basura, también.

Hemos llenado el mar de basura, la tierra la tenemos llena de basura, el espacio lleno de basura... internet parecía el último escape posible y ya ven, tampoco.

Habrá que regresar a las bibliotecas.



ADDENDA: Lean también Tener, almacenar, guardar, en Yorokobu










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