18/2/09

El corazón de hielo: la reina de las nieves

Snedronningen. La reina de las nieves. La reina de les neus. The snow queen. La reine des neiges. Die Schneekönigin. Sneeuwkoningi. Snezhnaya koroleva . Neĝa reĝino. De sneeuwkoningin


Era uno de mis cuentos preferidos y lo sigue siendo. Lamento que se extraviara el ejemplar que tenía de pequeña, no sé quien era el ilustrador y no lo he localizado pese a que recuerdo vívidamente sus imágenes (precisamente porque me aterrorizaban).
Como muchos de los cuentos de Andersen parte de una visión peculiar de la infancia, es un cuento triste y terrible, lleno de magia y de soledad, que te mantiene en vilo y te hace sufrir. A los niños les da miedo, es largo y complejo, pero tiene final feliz: cumple con todos los requisitos de los cuentos de hadas y, por supuesto, tiene varios niveles de lectura.

"Para mí, «La Reina de las Nieves» tiene algo maravilloso y es que, a medida que vas creciendo, lo vas entendiendo más"
(Ana Ma Matute en entrevista a ABC, 23-10-2005 )
Después de que un trozo de espejo maldito le entra en el ojo y lo vuelve insensible, el pequeño Kay es presa fácil para que la Reina de las Nieves lo atrape y se lo lleve a su territorio donde la emoción no existe.
La reina lo hace prisionero dándole un primer beso que le hiela el corazón y uno más con el que Kay olvida su vida anterior.

La Reina de las Nieves dio otro beso a Kay, y Gerda, la abuela y todos los demás se borraron de su memoria.
-No te volveré a besar -dijo ella-, pues de lo contrario te mataría.

Cuando pasa el tiempo y Kay sigue desaparecido, todos lo dan por muerto, pero su amiga Gerda no se resignará y animada por el afecto que siente por él, parte sola a su rescate. En su viaje de búsqueda y exploración Gerda encontrará dificultades y peligros, flores y animales, personajes que en ocasiones la guiarán y la ayudarán a acercarse a su objetivo y en otras la distraerán de él. Pero ella seguirá en su empeño hasta lograr rescatar a Kay.
Es una historia iniciática que habla de una pérdida y de una búsqueda, de la lealtad, de las formas de ver y vivir el mundo, de la elección a veces inevitable entre razón y sentimiento.

Además, me gusta el papel que las mujeres juegan en este cuento, son decisivas y activas, peculiares; desde la gélida Reina a la frágil pero tenaz Gerda, pasando por la sorprendente Bandolera, la Abuela, la Bruja, la Lapona y la Finesa... son personajes femeninos potentes y emblemáticos, me gusta que existan tal como existen en esta historia. (Ya hay muchos cuentos de hadas con princesas en una torre esperando a ser rescatadas o haciendo de asistentas del hogar de ogros o enanitos)
Merece la pena leer el cuento completo, en la red hay una traducción que no está mal, aunque a Kay lo llaman Carlitos y a Gerda la han convertido en Margarita, también se puede leer en una página historiada con estrellitas o confrontando la traducción con el texto original.

Hay días en que las rosas huelen mal y el mundo se me aparece frío, feo y difícil, entonces me reconozco en Kay, estoy enfurruñada como si se me hubiese metido un trozo del espejo maldito en el ojo.
Otros días consigo ser como Gerda, la dulce y perseverante, la vida fluye felizmente y me resulta sencillo dejar que el amor me guíe, e incluso puedo llegar a ser valiente si hace falta.
En algunas ocasiones, contadas pero terribles, me asusta pensar que mi corazón se ha vuelto de hielo, que sin apercibirme de como ni porqué me he convertido en la reina de las nieves y que ya no puedo besar a nadie porque le mataría.
Claro que hay otros días que me siento "a mi rollo" como las flores distraídas, o práctica como la finesa echando al cazo el mensaje-bacalao y otros incluso puedo ser como el reno melancólico anhelando el norte y las auroras boreales...




-¡Por fin te he encontrado! – exclamó Gerda.

Le abrazó tan fuerte como pudo, pero él seguía callado y rígido como un carámbano de hielo.


Gerda lloró y lloró, y sus lágrimas cayeron sobre el pecho de Kay y se abrieron paso hasta su corazón, deshelando finalmente el trozo de hielo.


Entonces Kay lloró también. Lloró hasta que el minúsculo trocito de espejo salió de sus ojos, la reconoció y dio un grito de júbilo:

-¡Gerda, mi querida, pequeña Gerda! ¿Dónde has estado todo este tiempo? ¿Y dónde he estado yo?





Snedronningen ha sido ilustrado por muchos y variados artistas, por ejemplo:



Uno de los grandes: Artur Rackham:


Y otro: Edmund Dulac:
(Dulac es tan extraordinario que merece la pena contemplar detenidamente sus ilustraciones)




























(Muy notable ilustrador además de tener un nombre estupendo)






Jakob Werner:


Patricia Barry Rumble:

Otro ilustrador excelente: W. Heath Robinson:

































Lars Bo




Sobre la historia se han hecho películas (crucemos los dedos, porque ya me extraña que Disney no le haya echado la zarpa encima hasta el momento, porfavorporfavor rueguen conmigo a lo que crean para que se sigan olvidando de ella). Los rusos ya hicieron Snezhnaya koroleva, una peli de animación en 1957 y una pelicula en 1966.

 

Se han hecho otras películas, como la de David Bru, Con Bridget Fonda, de 2002 (ficha: http://imdb.com/title/tt0210294/) o la peli de Julian Gibbs, de 2005: (ficha: http://www.alpacine.com/pelicula/14195/). A partir de esta historia se han hecho obras de teatro, ballets, piezas musicales incluso, para que no falte de nada, una telenovela coreana.


En Sur la lune fairy tales, tienen un completo post sobre el tema de la Reina de las Nieves, sus ilustradores y los libros publicados, (aunque para eso nadie mejor que Amazon), con merchandissing incluído, por si a alguien le hace ilusión tener una camiseta con alguna de las ilustraciones.



 




Y aquí les dejo un par de capítulos:


PRIMER EPISODIO



Trata del espejo y del trozo de espejo



Atención, que vamos a empezar. Cuando hayamos llegado al final de esta parte sabremos más que ahora; pues esta historia trata de un duende perverso, uno de los peores, ¡como que era el diablo en persona!.

Un día estaba de muy buen humor, pues había construido un espejo dotado de una curiosa propiedad: todo lo bueno y lo bello que en él se reflejaba se encogía hasta casi desaparecer, mientras que lo inútil y feo destacaba y aún se intensificaba. Los paisajes más hermosos aparecían en él como espinacas hervidas, y las personas más virtuosas resultaban repugnantes o se veían en posición invertida, sin tronco y con las caras tan contorsionadas, que era imposible reconocerlas; y si uno tenía una peca, podía tener la certeza de que se le extendería por la boca y la nariz. Era muy divertido, decía el diablo.



Si un pensamiento bueno y piadoso pasaba por la mente de una persona, en el espejo se reflejaba una risa sardónica, y el diablo se retorcía de puro regocijo por su ingeniosa invención. Cuantos asistían a su escuela de brujería -pues mantenía una escuela para duendes- contaron en todas partes que había ocurrido un milagro; desde aquel día, afirmaban, podía verse cómo son en realidad el mundo y los hombres. Dieron la vuelta al Globo con el espejo, y, finalmente, no quedó ya un solo país ni una sola persona que no hubiese aparecido desfigurada en él. Luego quisieron subir al mismo cielo, deseosos de reírse a costa de los ángeles y de Dios Nuestro Señor. Cuanto más se elevaban con su espejo, tanto más se reía éste sarcásticamente, hasta tal punto que a duras penas podían sujetarlo.




Siguieron volando y acercándose a Dios y a los ángeles, y he aquí que el espejo tuvo tal acceso de risa, que se soltó de sus manos y cayó a la Tierra, donde quedó roto en cien millones, qué digo, en billones de fragmentos y aún más. Y justamente entonces causó más trastornos que antes, pues algunos de los pedazos, del tamaño de un grano de arena, dieron la vuelta al mundo, deteniéndose en los sitios donde veían gente, la cual se reflejaba en ellos completamente contrahecha, o bien se limitaban a reproducir sólo lo irregular de una cosa, pues cada uno de los minúsculos fragmentos conservaba la misma virtud que el espejo entero. A algunas personas, uno de aquellos pedacitos llegó a metérseles en el corazón, y el resultado fue horrible, pues el corazón se les volvió como un trozo de hielo.


Varios pedazos eran del tamaño suficiente para servir de cristales de ventana; pero era muy desagradable mirar a los amigos a través de ellos. Otros fragmentos se emplearon para montar anteojos, y cuando las personas se calaban estos lentes para ver bien y con justicia, huelga decir lo que pasaba. El diablo se reía a reventar, divirtiéndose de lo lindo. Pero algunos pedazos diminutos volaron más lejos. Ahora vas a oírlo.




SEGUNDO EPISODIO


Un niño y una niña


En la gran ciudad, donde viven tantas personas y se alzan tantas casas que no queda sitio para que todos tengan un jardincito -por lo que la mayoría han de contentarse con cultivar flores en macetas-, había dos niños pobres que tenían un jardín un poquito más grande que un tiesto. No eran hermano y hermana, pero se querían como si lo fueran. Los padres vivían en las buhardillas de dos casas contiguas. En el punto donde se tocaban los tejados de las casas, y el canalón corría entre ellos, se abría una ventanita en cada uno de los edificios; bastaba con cruzar el canalón para pasar de una a otra de las ventanas.
Los padres de los dos niños tenían al exterior dos grandes cajones de madera, en los que plantaban hortalizas para la cocina; en cada uno crecía un pequeño rosal, y muy hermoso por cierto. He aquí que a los padres se les ocurrió la idea de colocar los cajones de través sobre el canalón, de modo que alcanzasen de una a otra ventana, con lo que parecían dos paredes de flores. Zarcillos de guisantes colgaban de los cajones, y los rosales habían echado largas ramas, que se curvaban al encuentro una de otra; era una especie de arco de triunfo de verdor y de flores. Como los cajones eran muy altos, y los niños sabían que no debían subirse a ellos, a menudo se les daba permiso para visitarse; entonces, sentados en sus taburetes bajo las rosas, jugaban en buena paz y armonía.
En invierno, aquel placer se interrumpía. Con frecuencia, las ventanas estaban completamente heladas. Entonces los chiquillos calentaban a la estufa monedas de cobre, y, aplicándolas contra el hielo que cubría al cristal, despejaban en él una mirilla, detrás de la cual asomaba un ojo cariñoso y dulce, uno en cada ventana; eran los del niño y de la niña; él se llamaba Kay, y ella, Gerda. En verano era fácil pasar de un salto a la casa del otro, pero en invierno había que bajar y subir muchas escaleras, y además nevaba copiosamente en la calle. Es un enjambre de abejas blancas - decía la abuela, que era muy viejecita.




-¿Tienen también una reina? -preguntó un día el chiquillo, pues sabía que las abejas de verdad la tienen.
-¡Claro que sí! -respondió la abuela-. Vuela en el centro del enjambre, con las más grandes, y nunca se posa en el suelo, sino que se vuelve volando a la negra nube. Algunas noches de invierno vuela por las calles de la ciudad y mira al interior de las ventanas, y entonces éstas se hielan de una manera extraña, cubriéndose como de flores.
-¡Sí, ya lo he visto! -exclamaron los niños a dúo; y entonces supieron que aquello era verdad.
-¿Y podría entrar aquí la reina de las nieves? -preguntó la muchachita.
-Déjala que entre -dijo el pequeño-. La pondré sobre la estufa y se derretirá.
Pero la abuela le acarició el cabello y se puso a contar otras historias.
Aquella noche, estando Kay en su casa medio desnudo, se subió a la silla que había junto a la ventana y miró por el agujerito. Fuera caían algunos copos de nieve, y uno de ellos, el mayor, se posó sobre el borde de uno de los cajones de flores; fue creciendo y creciendo, y se transformó, finalmente, en una doncella vestida con un exquisito velo blanco hecho como de millones de copos en forma de estrella. Era hermosa y distinguida, pero de hielo, de un hielo cegador y centelleante, y, sin embargo, estaba viva; sus ojos brillaban como límpidas estrellas, pero no había paz y reposo en ellos. Hizo un gesto con la cabeza y una seña con la mano. El niño, asustado, saltó al suelo de un brinco; en aquel momento pareció como si delante de la ventana pasara volando un gran pájaro. Fue una sensación casi real.




Al día siguiente hubo helada con el cielo sereno, y luego vino el deshielo; después apareció la primavera. Lució el sol, brotaron las plantas, las golondrinas empezaron a construir sus nidos; se abrieron las ventanas, y los niños pudieron volver a su jardincito del canalón, encima de todos los pisos de las casas.
En verano, las rosas florecieron con todo su esplendor. La niña había aprendido una canción que hablaba de rosas, y en ella pensaba al mirar las suyas; y la cantó a su compañero, el cual cantó con ella:
«Florecen en el valle las rosas,
Bendito seas, Jesús, que las haces tan hermosas».
Y los pequeños, cogidos de las manos, besaron las rosas y, dirigiendo la mirada a la clara luz del sol divino, le hablaron como si fuese el Niño Jesús. ¡Qué días tan hermosos! ¡Qué bello era todo allá fuera, junto a los lozanos rosales que parecían dispuestos a seguir floreciendo eternamente!
Kay y Gerda, sentados, miraban un libro de estampas en que se representaban animales y pajarillos, y entonces -el reloj acababa de dar las cinco en el gran campanario- dijo Kay:
-¡Ay, qué pinchazo en el corazón! ¡Y algo me ha entrado en el ojo!
La niña le rodeó el cuello con el brazo, y él parpadeaba, pero no se veía nada.


-Creo que ya salió -dijo; pero no había salido. Era uno de aquellos granitos de cristal desprendidos del espejo, el espejo embrujado. Bien se acuerdan de él, de aquel horrible cristal que volvía pequeño y feo todo lo grande y bueno que en él se reflejaba, mientras hacía resaltar todo lo malo y ponía de relieve todos los defectos de las cosas. Pues al pobre Kay le había entrado uno de sus trocitos en el corazón. ¡Qué poco tardaría éste en volvérsela como un témpano de hielo! Ya no le dolía, pero allí estaba.
-¿Por qué lloras? -preguntó el niño-. ¡Qué fea te pones! No ha sido nada. ¡Uf! -exclamó de pronto-, ¡aquella rosa está agusanada! Y mira cómo está tumbada. No valen nada, bien mirado. ¡Qué quieres que salga de este cajón! -y pegando una patada al cajón, arrancó las dos rosas.
-Kay, ¿qué haces? -exclamó la niña; y al darse él cuenta de su espanto, arrancó una tercera flor, se fue corriendo a su ventana y huyó de la cariñosa Gerda.
Al comparecer ella más tarde con el libro de estampas, le dijo Kay que aquello era para niños de pecho; y cada vez que abuelita contaba historias, salía él con alguna tontería. Siempre que podía, se situaba detrás de ella, y, calándose unas gafas, se ponía a imitarla; lo hacía con mucha gracia, y todos los presentes se reían. Pronto supo remedar los andares y los modos de hablar de las personas que pasaban por la calle, y todo lo que tenían de peculiar y de feo. Y la gente exclamaba: -¡Tiene una cabeza extraordinaria este chiquillo -. Pero todo venía del cristal que por el ojo se le había metido en el corazón; esto explica que se burlase incluso de la pequeña Gerda, que tanto lo quería.
Sus juegos eran ahora totalmente distintos de los de antes; eran muy juiciosos. En invierno, un día de nevada, se presentó con una gran lupa, y sacando al exterior el extremo de su chaqueta, dejó que se depositasen en ella los copos de nieve.
-Mira por la lente, Gerda -dijo; y cada copo se veía mucho mayor, y tenía la forma de una magnífica flor o de una estrella de diez puntas; daba gusto mirarlo.
-¡Fíjate qué arte! -observó Kay-. Es mucho más interesante que las flores de verdad; aquí no hay ningún defecto, son completamente regulares. ¡Si no fuera porque se funden!
Poco más tarde, el niño, con guantes y su gran trineo a la espalda, dijo al oído de Gerda:
-Me han dado permiso para ir a la plaza a jugar con los otros niños -y se marchó.
En la plaza no era raro que los chiquillos más atrevidos atasen sus trineos a los coches de los campesinos, y de esta manera paseaban un buen trecho arrastrados por ellos. Era muy divertido. Cuando estaban en lo mejor del juego, llegó un gran trineo pintado de blanco, ocupado por un personaje envuelto en una piel blanca y tocado con un gorro, blanco también. El trineo dio dos vueltas a la plaza, y Kay corrió a atarle el suyo, dejándose arrastrar. El trineo desconocido corría a velocidad creciente, y se internó en la calle más próxima; el conductor volvió la cabeza e hizo una seña amistosa a Kay, como si ya lo conociese. Cada vez que Kay trataba de soltarse, el conductor le hacía un signo con la cabeza, y el pequeño se quedaba sentado. Al fin salieron de la ciudad, y la nieve empezó a caer tan copiosamente, que el chiquillo no veía siquiera la mano cuando se la ponía delante de los ojos; pero la carrera continuaba. Él soltó rápidamente la cuerda para desatarse del trineo grande pero de nada le sirvió; su pequeño vehículo seguía sujeto, y corrían con la velocidad del viento. Se puso a gritar, pero nadie lo oyó; continuaba nevando intensamente, y el trineo volaba, pegando de vez en cuando violentos saltos, como si salvase fosos y setos. Kay estaba aterrorizado; quería rezar el Padrenuestro, pero sólo acudía a su memoria la tabla de multiplicar





Los copos de nieve eran cada vez mayores, hasta que, al fin, parecían grandes pollos blancos. De repente dieron un salto a un lado, el trineo se detuvo, y la persona que lo conducía se incorporó en el asiento. La piel y el gorro eran de pura nieve, y ante los ojos del chiquillo se presentó una señora alta y esbelta, de un blanco resplandeciente. Era la Reina de las Nieves.
-Hemos corrido mucho –dijo-, pero, ¡qué frío! Métete en mi piel de oso.
Prosiguió, y lo sentó junto a ella en su trineo y lo envolvió en la piel. A él le pareció que se hundía en un torbellino de nieve.


-¿Todavía tienes frío? –le preguntó la señora, besándolo en la frente. ¡Oh, sus labios eran peor que el hielo, y el beso se le entró en el corazón, que ya de suyo estaba medio helado! Tuvo la sensación de que iba a morir, pero no duró más que un instante; luego se sintió perfectamente, y dejó de notar el frío.
«¡Mi trineo! ¡No olvides mi trineo!», pensó él de pronto; pero estaba atado a uno de los pollos blancos, el cual echo a volar detrás de ellos con el trineo a la espalda. La Reina de las Nieves dio otro beso a Kay, y Gerda, la abuela y todos los demás se borraron de su memoria.
-No te volveré a besar -dijo ella-, pues de lo contrario te mataría.



Kay la miró; era muy hermosa; no habría podido imaginar un rostro más inteligente y atractivo. Ya no le parecía de hielo, como antes, cuando le había estado haciendo señas a través de la ventana. A los ojos del niño era perfecta, y no le inspiraba temor alguno. Le contó que sabía hacer cálculo mental, hasta con quebrados; que sabía cuántas millas cuadradas y cuántos habitantes tenía el país. Ella lo escuchaba sonriendo, y Kay empezó a pensar que tal vez no sabía aún bastante. Y levantó los ojos al firmamento, y ella emprendió el vuelo con él, hacia la negra nube, entre el estrépito de la tempestad; el niño se acordó de una vieja canción. Pasaron volando por encima de ciudades y lagos, de mares y países; debajo de ellos aullaban el gélido viento y los lobos, y centelleaba la nieve; y encima volaban las negras y ruidosas cornejas; pero en lo más alto del cielo brillaba, grande y blanca, la luna, y Kay la estuvo contemplando durante toda la larga noche. Al amanecer se quedó dormido a los pies de la Reina de las Nieves.



Tercer episodio: El jardín de la hechicera



17 comentarios:

  1. Precioso. El cuento y el post...

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  2. Hola, me encanto mucho la reseña (bueno, no se como en realidad nombrarlo xD) fue genial! y me llamo mucho a atención algo: donde dices que te sorprende que Disney no le ha hecho una película... pues bueno jaja ya salió Frozen y según tengo entendido trata del mismo cuento... aunque no tengan nada que ver

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    1. Feliz año, Diana! Muchas gracias por el comentario. Este post es antiguo pero es uno de los que reciben más visitas...

      Disney ha sido siempre muy hábil para detectar buenas historias... no sé cual es el argumento de Frozen, pero este cuento es muy complejo para meterlo dentro de una peli Disney sin destrozarlo. En cuanto me sea posible iré a verla.

      Un abrazo

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  3. ¡Muy buen post! Me gustaron mucho las ilustraciones, además del cuento. ¡Gracias! :)

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  4. Muchísimas gracias por llegar aquí, leer y dejar rastro de tu visita. Siempre me alegra la llegada de nuevos amigos a casa. Pasa, pasa, acomódate.

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  5. De casualidad me encontré con este post porque estaba buscando imágenes de la película que yo veía una y otra vez cuando era peque;a. No recuerdo mucho de la película, a ser verdad, pero quería que alguna imagen me evocara más recuerdos.
    En estos momentos tengo la película Frozen de Disney detenida porque a pesar que se "inspiraron" no me parecía igual a la historia que disfrutaba cuando ni;a.
    Me tocará releerme los libros, hasta que encuentre la película que veía una y otra vez... después de ello, hacer una investigación muy instrospectiva y tratar de entender por qué mi adoración con esa película y si de una manera u otra influyó con mi personalidad.
    No está de más agradecerte por una última vez por tu post. Brillante !

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    1. Tarde o temprano acabaré por ver Frozen... pero de momento me resisto.

      Siempre es una alegría contactar con otras personas con las que tienes extrañas preferencias y obsesiones compartidas :) En cuanto encuentres esa película no dejes de contármelo, ok? La incluiremos en el post.

      Abrazo

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    2. excelente post!, estaba precisamente buscando el cuento completo de la reina de las nieves, te agradezco infinitamente las ilustraciones, aunque me quedé con la duda de si lograste encontrar al ilustrador de las páginas del ejemplar de tu niñez. si logras encontrarlo no dudes en hacérnoslo saber, por ahora le estoy leyendo tu reseña en voz alta a mi hija, con la esperanza de que ella también quede marcada como todos los que leímos en la infancia este precioso cuento. Gracias!

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  6. Gracias por este post. Me lo acaba de redireccionar una amiga escritora que sabe estoy buscando información sobre este cuento.
    Estoy haciendo un curso de ilustración donde podemos elegir un texto clásico para reversionarlo y he elegido éste (yo tampoco he visto "Frozen") porque hace mucho tiempo, cuando era pequeña, leí en un recopilatorio de Andersen "La Reina de las Nieves" ilustrado por María Pascual y la historia me fascinó.
    Gracias por el análisis que haces y sobretodo por las bellas ilustraciones que lo acompañan. Gracias por compartir tan valiosa información.
    Muy agradecida,

    Laia

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    1. Muchas gracias a ti por la visita y por dejar el comentario. Este post es de los más largos y documentados que he escrito jamás... pero también es de los que sigue recibiendo más visitas ;-)

      No sé si la versión que yo andaba buscando será esa misma, la de María Pascual, voy a seguir investigando.

      Aún no he visto Frozen
      jejeje

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    2. Le he dedicado una entrada al proyecto que empecé este verano a raíz de "La reina de las nieves". Añado un par de imágenes de la edición ilustrada por María Pascual y enseño unos primeros esbozos de mi particular visión. También te nombro a tí, of course!
      Por si tienes curiosidad, el post es:
      http://cucatraca.blogspot.com.es/2014/10/la-reina-de-las-nieves-o-un-nuevo.html

      Un abrazo y muchas gracias :-*

      Laia

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    3. He pasado por tu casa, muy bien los bocetos! :-)

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  7. Pues para mi me gusta la imágenes pero no se, no puedes poner donde poder encontrar el libro?

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  8. precioso
    hice hace muuuchos años una adaptacion en teatro de titeres en Polonia
    con la directora tratamos de respetar el significado iniciatico del cuento, su lado esoterico y ella lo llamo La NIña que cuenta en verdad la historia de una niña que se busca a si misma (sin dejar d ela do al niño, sino como interpretado como la parte complementaria de la persona alquimica )
    te dejo un link http://magdabanach.blogspot.com.ar/2009/04/d-ziewczynka-n-ina-basado-en-el-cuento.html#luba

    tengo muchgas ganas de volver a hacer ese cuento que me marco siempre

    saludos, me sirve muchisimo tu post,gracias

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    1. Hola muchas gracias por el comentario, este post es antiguo pero sigue siendo de los más visitados.
      Últimamente estoy poco activa y gracias a tu comentario acabo de descubrir que HORROR, se han borrado todas las imágenes!
      Ay, Dios, no sé como podré recuperarlas, ha ocurrido en un montón de posts!

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  9. Hola! Tenia cerca de 3 años buscando este cuento, es bastante escurridizo jajaja tengo vagos recuerdos de el en mi niñez y a decir verdad batalle muchisimo para dar con el post y cuento correcto, muchas gracias!!!
    Pd. Sabes si se hizo alguna adaptacion o animacion en años posteriores?

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  10. Hola Maribel, hace tantísimo que no publico nada en el blog, pero veo que sigue vivo, que aún hay quien llega a estos viejos posts casi olvidados.
    A parte de los enlaces que ya hay en el post te puedo contar que hay varios vídeos en YouTube, y el audiolibro. Busca por Reina de las nieves cuento en YouTube. Algunas noches lo escucho para poder dormir, más en estos días de pandemia por coronavirus.
    Un saludo y mucha salud!

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