17/3/09

¿quién me hace feliz?

Los martes trabajo muchas horas, salgo de casa temprano y no vuelvo hasta esa hora fatal del crepúsculo, cuando ya mis baterías empiezan a fallar y sólo tengo ganas de parar un rato, lejos de los malditos platillos del de las pilas duracel.
Y de camino a casa aún me queda pasar por el súper a avituallarme para la cena.

Afortunadamente el martes es también el día que viene la asistenta.

Suelo llegar francamente cansada, pero mientras subo resoplando las escaleras con las bolsas cortándome las manos, mmmm... ya empiezo a recrearme en esa sensación tan agradable: abro la puerta sabiendo que mi casa me recibirá con su mejor aspecto ordenado y reluciente, que olerá a limpio, que la cocina y el baño estarán impecables y todo, por lo menos aparentemente, en su sitio.



Yo le dedico muchas energías a educar e intentar domesticar a mis cachorros de 10 y 16 años, pero aún así... su energía creativa y su capacidad para generar desorden nos desbordan a todos, a mí y a ellos.

Ana sólo viene unas horas la tarde del martes, en realidad es un gasto que no puedo permitirme, pero prefiero recortar por otro lado, por donde sea, porque... a ella la necesito, me hace falta para mantener la casa más o menos digna pero sobre todo la necesito para mantener mi equilibrio psicológico y emocional.

Estoy segura de que un montón de crisis de pareja se resolverían con menos terapia y más asistenta.

¿No les ha ocurrido tener discusiones recurrentes con la pareja por quién tiene que poner el fregaplatos?, ¿pasar el aspirador?... ¿o por la toalla húmeda hecha un gurruño -una vez más- en el suelo del baño?.
No soy nada obsesiva con el tema, no crean, pero me ocurrió cuando tenía pareja conviviente: a veces me embroncaba yo, a veces él.

Siempre pensé, y sigo pensando, que es algo lamentable, que con la pareja habría que discutir por temas más trascendentes: las creencias religiosas, la política, por si el universo se expande o se contrae, por el fútbol o por lo último de Carlos Marzal, no sé, tener discusiones más importantes y apasionadas.

Pero se acaba acumulando rencor y discutiendo porque alguien se olvidó de tender la lavadora.
Es impresionante el mal rollo que puede generar el asunto del reparto de las tareas domésticas.




El rastro laborioso e higiénico de Ana perdura durante dos o tres días, y mientras persiste mis hijos reciben menos reprimendas y a un nivel de decibelios más civilizado, casi norteuropeo. Pura aromaterapia: el olor de Ajaxpino mejora notablemente la convivencia familiar.

De modo que sí, Ana me hace feliz.

No sé si puedo decir eso, tan contundentemente, de mucha de la gente de mi vida.
En primer lugar porque (sí, esto ya me lo sé, que yo me he leído un montón de libros de autoayuda, y he visto un montón de poverpuás, oiga), a estas edades ya he entendido que lo de "hacerme feliz" es básicamente un asunto propio, y en segundo porque resulta que incluso quienes más queremos y nos quieren no nos hacen siempre felices... a veces sí y a veces lo que hacen es ponernos a sufrir como perros atropellados varias veces... seguidas.

Ana es una mujer grande y enérgica, ucraniana, honesta y alegre, una gran profesional.
Cuando la necesité hice seis entrevistas en una mañana y la contraté a ella porque a pesar de que apenas se manejaba con el español me causó buena impresión, me pareció despierta y buena gente, y porque... llevaba las manos limpias y olía a lejía. Unos criterios de selección de risa, pero que han dado buen resultado: hace muchos años que está conmigo y ambas estamos encantadas de habernos conocido aunque apenas nos veamos nunca.

Sí, la pago, pero Ana me hace feliz, siempre y mucho.
Se lo gana sobradamente, porque hace mi mundo más habitable, porque hace por mí lo que yo detesto hacer, porque lo hace más y mejor, porque colma sobradamente mis expectativas y me da exactamente lo que necesito de ella.

No siempre estoy muy segura de lo que me hace feliz, pero de esto sí.

Y a vosotros, ¿qué o quién os hace felices?

9 comentarios:

  1. Hay gastos que se pagan con gusto, ciertamente.

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  2. Sería Anna una "coachsistenta"? ;-) Encantado de leerte

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  3. "Estoy segura de que un montón de crisis de pareja se resolverían con menos terapia y más asistenta."

    Como psicólogo, ¿dónde firmo? ;-)

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  4. Por cierto, se me paso decir que a mi me hace feliz vivir en pareja pero sin convivir de forma permanente.

    Siempre puedes elegir las cosas que quieres compartir.

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  5. @Yoriento Tu sí que sabes hacer que una pareja dure [como algo más que dos...] ;-)

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  6. Gracias a todos por leerme y dejar huella del acontecimiento. Esto pasará a los anales del blog como "El Día del Consultor" ;-)

    náuGrafo: hay blogs, como el tuyo, que se descubren con gusto. Tomo nota.

    cumClavis: el tuyo ya lo tenía marcado y entro a curiosear a menudo, gracias también por la buena acogida en mis tanteos twitteros.

    yoriento: totalmente de acuerdo en que se pueden encontrar otros modos de estar en pareja que no impliquen convivencia ni tener que compartirlo TOOODO.
    Cada pareja debería descubrir su modo de estar juntos a gusto, a su manera, que no tiene porqué coincidir con "lo más frecuente" o "lo normal".
    Yo valoro mucho tener tiempo y espacio propios y también estoy en la modalidad de "juntos pero no pegados".

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  7. A mí me hace feliz Ismael, que es el chico que me limpia la casa. No sólo limpia y ordena: es un artista, le gusta cambiar los muebles de sitio, tiene detallitos... Qué bien suenan estas palabras que me dice al entrar en casa: Ea, fuera de mi cocina...

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  8. 100% acabas de describir lo que sucede a la mayoría de las mujeres, madres, trabajadoras - me incluyo sobradamente.

    Pero, aun teniendo un apoyo "Ana" (ay, que sería de mí sin ella), me es inevitable sentirme de vez en cuando desdichada (hay otras cosas que sigues haciendo).

    Así, que cuando tengo días, donde he conseguido hacer un montón de cosas en un día (multi-tarea sin parar tanto lo laboral, familiar como tiempo para mí), sin perder ni una sonrisa (no siempre lo consigo),... al final del día, cuando ver la carita de mis dos "bichitos" felizmente dormidos, me llena de enorme felicidad. Y en cierto modo, me siento poderosa (=soy capaz de hacer sin dependencia).
    ¿Quien me hace feliz al final del todo?... mis pequeñínes.
    Voy a pasar este post a mi amiga, que está pasando fatal. Porque aún no ha encontrado a esa persona que la hace feliz y creo que con tu post, se sentirá aún más comprendida.
    Gracias

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  9. Gracias a ti por comentar, Yuri.
    A menudo pienso que en esa larga lucha que emprendimos las mujeres "para liberarnos"... nos equivocamos. No sé muy bien en qué ni como podría arreglarse ahora, pero no dejo de tener esa sensación: de que nos equivocamos.

    Creo que vivimos peor que nuestras abuelas. Es cierto que ahora podemos trabajar en lo que queremos, que no tenemos que depender necesariamente de otros, etc... pero ¿no tienes la sensación de que llevamos una carga excesiva?, ¿que el precio a pagar ha sido muy alto?.

    Al final resulta que seguimos cargando con la parte más importante -cuando no toda- de "los cuidados": del cuidado de la casa, de los hijos, de los abuelos, de los enfermos... y además tenemos que cuidarnos a nosotras mismas: estar buenas, ir al gimnasio, maquillarnos, estar a la moda, ser felices y estar sonrientes con una sonrisa blanca y perfecta.
    Y ser estupendas profesionales, porque lo de "realizarse" ya no es una opción, es una obligación. Una más. Si no "te realizas" eres un fracaso y un mal ejemplo para tus hijos, encima.

    Los apoyos Ana son imprescindibles, como son imprescindibles los apoyos de las amigas, de la pareja si la tienes, y el tuyo mismo: cóncediéndote no tener que ser superwoman y recordando en los momentos de naufragio que, sobre todo, hay que ponerse crema solar:
    http://www.youtube.com/watch?v=8yc_ZAQfISs

    Claro que a mí los que me hacen felices son mis hijos: es mi felicidad más primaria e incontinente verlos bien, hermosos y fuertes.

    Un abrazo

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