4/12/09

La piedad no existe para quien estudia la belleza

Hace mucho que le debo un post a Isla Correyero. Sin duda una de mis autoras. De esos autores de poesía que me deslumbraron un día, que aceleraron mi pulso e impactaron en mi memoria emocional. Esos a los que regreso una y otra vez, los que, por eso mismo, he hecho míos.

Que no siga leyendo quien espere unos "bellos poemas", Isla no es dulce ni amable en su poesía -ni pretente serlo-, más bien el suyo es un trago seco y ardiente que te quema la garganta:
"aislado del amor cualquier coño es violento"
no es un verso que se recuerde por su musicalidad y elegancia, pero... se recuerda. No se puede leer Coño azul y quedarse igual que antes, pasarlo indiferente.



Cada vez que entro en en un hospital recuerdo su "Diario de una enfermera", y forma parte de mis rituales personales llevarlo en las ocasiones en que debo pasar allí alguna noche en vela.

Ahí van unos poemas de este libro que, aviso, no son aptos para todos los públicos.



Noche del 10 al 11 de octubre de 1993

Dos guardias de seguridad hacen su ronda minucio-
sa por los pasillos blancos de la clínica.

Van pasando de un control a otro,
de una enfermera a otra,
experimentando unos instantes de poder y de
heroísmo.

Su sueldo no incluye la pasión
por el contacto con los moribundos.
Sus uniformes nunca estarán manchados.

Van pasando de una niebla a otra,
Cerrando las farmacias,
oliendo la noche y los alientos,
cazadores de carne,
antinaturales inquilinos de este espacio fantasma.

Ellos aún no conocen la descarnada figura de la muerte
cuando viene de espaldas, dura,
por el pasillo.

Caerán cierto día en la cama de alguna habitación,
transformando el uniforme en pañal de celulosa
y moverán las varillas de la cama pidiendo
sangre y agua,
su viejo revólver del pasado,
el poder y el vigor
que esta noche detentan.




17 de diciembre de 1993

Cuando paso por los pasillos limpios de ginecología
veo a las mujeres desnudas y sin pechos sobre las
blancas camas.

Todas vivas aún bajo la malvada inocencia del cáncer,
rodeadas de flores y pasteles se disuelven en la luz
de la tarde
mientras la masa indefinida de la enfermedad va
creciendo como miles de seres sin conciencia y sin frío.

Mi oscuro corazón de cansada enfermera va cerrando
las puertas de sus habitaciones.

La muerte sigue también detrás de mí.

Una mano me alcanza:

Señorita.





Muerte de un niño
(5 de enero de 1994)


Es misterioso ver morir a un niño enfermo.
(La piedad no existe para quien observa la belleza).

Su corazón continúa deslumbrando la cama. Durante el dulce
ejercicio del pecho desnudo, la boca contiene una profunda
sombra que alienta todavía.

No pesa nada un niño cuando se está muriendo. Es una leve
pluma que va cayendo a un patio y, como cae la nieve, se
aposenta en la noche.

¡Oh pequeño empujado! ¡Rey deshaciéndose, valientemente
serio!

Tus lívidos temblores aún están recibiendo las palabras queri­das.
Tus dedos casi azules quieren tocar el aire.

Por obra de la luna un almendro florece.

Al lado de la cama ya hay vibración de hierba.

El polvo de la muerte te ha cambiado los ojos y caes,
sin movimiento, al último latido.

(La piedad no existe para quien estudia la belleza).





Guardia del 5 de abril de 1995

Ya no soporto la miseria de la noche.

Me espanta este lugar de animales medio muertos,
su anatomía ahogada de excrementos y de gasas que
se lleva mi corazón a un pozo de jeringas.

Los médicos se levantan de su sueño y vagan por las
habitaciones
confundiendo los agujeros de las heridas y las córneas.

Las visionarias enfermeras pisan en vano la sílaba
lejana de la misericordia y el amoníaco.

¡Oh, la noche!
Esta noche deseo un corazón más catatónico para
deshacer el oscurísimo lamento de la ira.

Deseo que el anochecer y el amanecer sea un movimiento
vertiginoso que me aleje de este desesperado deber.

Donde estoy, la noche es tan larga y tan maldita
como un reino de errores y de sal.


Las limpiadoras
(19 de mayo de 1995)


Impasible, dura, triste, preservada del desprecio,
asisto a la limpieza de la habitación.

Las dos mujeres, imantadas, por el ojo negro
de la bolsa van echando cucharas, frascos,
peladuras de fruta, pan y sombras.

Nada llama su atención. Los enfermos son otra
basura en movimiento.

¡Oh, vosotras, a quien no puede el dolor de
los escombros,
la picadura de la melancolía. el tiempo de la angustia!

Salen hablando, riendo,
se pierden por el pasillo de los pasos perdidos.

Han marcado la habitación con el olor boreal de la lejía.

Mi padre, paciente y distinguido, domina todo
el reino de la madrugada.

Mi uniforme de enfermera le limpia el corazón.




(29 de mayo de 1995)

La enfermedad une más que amor.

Aquí, los paseantes pálidos,
van atravesando sus pérdidas y se arriman,
unos a otros,
como huérfanos despedazados por la luna.







Tuvo una página web, pero al parecer ahora está ilocalizable. Ha publicado los libros de poemas:
  • Cráter (Provincia; León, 1984)
  • Lianas (Hiperión; Madrid, 1988)
  • Crímenes (Libertarias; Madrid, 1993)
  • Diario de una enfermera (Huerga & Fierro; Madrid, 1996)
  • La Pasión (Exlibris ediciones, s.l; Madrid, 1998)
  • plaquette Como cuando coges una trucha en las manos (Piratas; Fuenteheridos, 1998)
  • Feroces. Radicales, marginales y heterodoxos en la última poesía española (DVD; Barcelona, 1998).
  • Amor tirano (premio Hermanos Argensola 2002, DVD, Barcelona).

Si aún tienes ganas de más, aquí puedes leer algunos de los poemas de Amor tirano

7 comentarios:

  1. Conocía el nombre de esta autora, pero me resultaba indistinguible en la vorágine de "diosas blancas" que surgió a comienzos de los ochenta. Veo que estos poemas, posteriores a esa época, tienen una hondura y un trasfondo humano muy distintos. Todo poeta que lo sea encuentra su voz, a veces, por lo que parece, a un precio muy alto. Me ha gustado leerlos.

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  2. Arati, desconeixia Isla Correyero; no era ni una persona , ni un nom... Gràcies per la llum de les teues paraules: ella me l'ha descobert.

    Una abraçada

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  3. @José Manuel desde pequeña yo era una lectora vocacional de poesía, pero hubo dos antologías que me "convirtieron" definitivamente: "Las Diosas Blancas", y los "Treinta años de poesía española", de García Martín. Esos dos libros me abrieron unas cuantas ventanas a un mundo que andaba buscando, que yo necesitaba. En ellos descubrí el núcleo de autores que constituyen mis cuarteles de invierno y a los que luego he ido siguiendo fielmente durante años, a partir de los cuales he podido leer a otros e ir ampliando mis horizontes de lectora de poesía.
    Isla, no sé porqué, me hizo suya desde el principio.
    Laboriosamente a lo largo de tiempo he recopilado todos sus libros, y sólo lamento que publique tan poco.

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  4. @Príncep de les milotxes: trobar els propis autors de poesía és sintonitzar amb algú que emet en un senyal per al qual tu tens el receptor adequat... si Isla parla per a tu, benvingut al club! Només puc alegrar-me de que l'hagis vingut a trobar aquí.

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  5. @rati: impresionant, descarnat. Tens raó al dir que no son per a tots els públics. A mi personalment aquests poemes de "Diario de una enfermera" m'han posat els pels de punta. No conexia l'autora, i no sé si parla des de l'experiència del treball viscut fent torns a un hospital, o si el que escriu és fictici. Sigui com sigui, jo no llegiria "Diario..." mentre m'estic a l'hospital com acompanyant i menys com a pacient. Quan entres a llocs aixì, bona part de la teva curació depèn de la fortalesa anímica que presentis, i la veritat els textos tot i que bellíssims, "no estan por esta labor.". De tots ells em quedo amb "La enfermedad une màs que amor".

    Et deixo un link a una entrevista que li van fer a ràdio " El Prat" l'any 2008, i si vols contactar amb ella ho pots fer via feisbuc.

    http://www.fileden.com/files/2007/10/21/1527567/Isla_Correyero_octubre08.mp3

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  6. @Quim no te massa importància si ha estat infermera realment o no... perquè aconsegueix transmetre'ns la vivència i la visió d'una infermera, no?
    Aquest llibré és ferotge sí, els poemes que he triat no són dels més crus.

    Els hospitals només són amables a l'ala de maternitat. Tota la resta són por, dolor i bàsica humanitat carnal i vulnerable.
    Hi ha gent que pateix, gent espantada, i gent que està treballant i viu una rutina. Un contrast brutal.

    El "diario de una enfermera" m'ha acompanyat en les nits de vetlla i em reconforta, perquè em parla del que visc, del que sento mentre estic allà, d'allò que tothom sent i es calla, del que tothom tem i no menciona.
    No és menys el dolor per callar-lo, no és menys la por per no expressar-la... per a mi, ben al contrari, poder posar-los en paraules és la única manera d'exorcitzar-los, acotar-los, poder-los reduir a una dimensió que em resulti manejable.

    Però... cadascú és com és. De ben segur per a molts una nit hospitalària es fa més suportable amb una bona comèdia americana clàssica.

    ;-)

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  7. Arati, que duros, que fuertes ...pero que "verdades"! Se me han puesto los pelos de punta al leer estos versos.

    Tenía la referencia por algún post anterior tuyo, pero ahora , después de leerlos, voy a intentar conseguirlos para leermelos en detalle. El primero y el del niño, me han puesto "el cuerpo palla", y lo curioso es que es algo que yo he vivido y que descarnado y que bien descrito...

    Gracias por compartir estas joyas. 1 beso

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