"Me despertó una sacudida de mi cabeza. Tenía el cuerpo acorchado y la cabeza me dolía. Alguien, al parecer, me había echado en una coctelera con hielo, donde me había agitado a lo loco. Nada hay tan desagradable como despertarse en plenas tinieblas. Uno se siente como teniendo que volver a poner en pie todo desde el principio. A poco de despertarse, la primera sensación es de que está uno viviendo alguna vida que no es ciertamente la suya propia. Hasta que esa vivencia entra en engranaje con la vida propia, pasa cantidad de tiempo. Contemplar la vida propia como ajena es de lo más insólito. Llega a parecer mentira el hecho mismo de que quien está pasando por eso siga con vida."
Haruki Murakami. La caza del carnero salvaje.
Conozco esa sensación, me ocurre en ocasiones. Abro los ojos pero no estoy, no sé quien soy ni qué es ese lugar, aún no he llegado. La conciencia propia y las experiencias aún se están cargando -en proceso, espere por favor. Es un momento no ego.
Despierto como regresando de un lugar muy lejano. Despierto en mi cuerpo con extrañeza, lo mismo podría despertar ahí o en otro cuerpo y en otra vida. O lo mismo a ese cuerpo podría llegar otra consciencia.
¿Qué ocurriría si mi alma se equivocara al regresar a la vigilia y por unos metros fallara en su diana y despertara en el vecino de al lado, ese que oigo roncar algunas noches?
retribuyo (primera)visita, al menos primer comentario
ResponderEliminargracias
me gusta tu blog, arati
te linkearé
Uys, Cacho, ¿se me pasó inadvertido tu comentario?
ResponderEliminarGracias por venir y dejar huella, a mi me encanta ir de visita por tu casa, me paso a menudo, aunque silenciosamente. Saludos