A veces nos decepcionamos. Tal vez porque teníamos tantas expectativas que la realidad nos defrauda.
¿Es culpa de la realidad defraudarnos o es culpa nuestra por tener demasiados ilusorios anhelos?
Debes ser más realista, te van a decir, no esperes tanto de la vida y, en especial, de las personas…
Los seres humanos somos complejos y mucho menos éticos, valientes o bondadosos de como preferimos vernos a nosotros mismos, de lo que nos gusta reconocer.
Los seres humanos somos complejos y mucho menos éticos, valientes o bondadosos de como preferimos vernos a nosotros mismos, de lo que nos gusta reconocer.
Roodney Harvey Photography: I would rather light a candle than curse your darkness |
Somos capaces de grandes gestos sublimes pero estamos atados también a muchas pequeñas mezquindades. Tal vez no se vea, lo ocultamos bajo muchas capas y hábiles disfraces, pero cuando llegamos a casa y estamos solos un rato... bien sabemos que cada uno de nosotros, cada día, somos héroes y villanos.
Pero es que algunos vivimos sedientos. Sedientos de belleza, o de emoción, o de sentido.
O quizá es que, simplemente, necesitamos creer que en medio de tanto cada uno tirar para su casa aún hay cosas como la bondad, la solidaridad o la mirada buena sobre el mundo que pueden existir. Que tal vez otro mundo sea imposible... pero que no hay que dejar de creer que sí, que es posible.
No hablo de la belleza de vomitar arcoíris ni de la bondad boba e iluminada, mi teoría sobre la bondad es que no se trata de un don que te cae del cielo, sino de un trabajo árduo y que debe construirse a conciencia, es una elección y una pelea contra el mundo y especialmente contra uno mismo. Debemos encontrar lugar en esa construcción voluntariosa llamada bondad a la potencial maldad que todos traemos de serie... y que existe. Lo sabemos. Tenemos cicatrices que lo atestiguan.
La decepción no es más que algo que hay que pasar por encima dando una gran zancada, no nos podemos permitir quedarnos atascados en las decepciones, aunque nos duelan.
ADDENDA: 19 de junio, 3r. aniversario de Carlos Monsiváis:
“Nadie mantiene una conducta irreprochable dos días seguidos”
Hace poco que estuvimos hablando de este tema ¿recuerdas?, decíamos entonces que no debemos dejarnos arrastrar por aquellos que nos decepcionan, porque la mezquindad triunfa solo si nos volvemos contra ellos, utilizando sus mismas armas.
ResponderEliminarYo creo que la bondad es una lucha contra la corriente y encierra en su interior el pecado del orgullo, porque los que ansiamos alcanzarla, en el fondo es porque todavía creemos que hay cosas indignas de nosotros.
Muchas gracias por este post, Judith, que estaba como esperando, agazapado, a que yo me asomara a las nubes y lo viese ¡con lo alejada del mundo que estoy estos días!
Y es que tú eres bondadosa, que lo sé yo.
Un abrazo.
Gracias Francesca, me emocionas.
EliminarCreo que es un tema de esos en los que me enredo periódicamente, porque casi lo tengo, casi sé como atraparlo, ordenarlo... pero se me vuelve a escapar.
:)
Precioso post Judith, pensaba en la decepción y no he podido evitar en aquella que resulta de uno mismo. Pensaba también en la bondad y, en concreto, en aquella generosidad a la que suele estar relacionada…creo que en estos tiempos de frugalidad, ahí hay una vía… Un beso!
ResponderEliminarAy, Manel, ¡esa es la más peligrosa!.
EliminarSi se trata de ser bondadoso, hay que empezar por ser generoso y compasivo con uno mismo (no confundir con la práctica de la autocompasión victimista) y... perdonarse. Qué difícil, qué necesario.
Gracias, siempre.
Recordo el que deia en Ramón Trecet al acabar els seusprogrames: Buscad la belleza, es la única protesta que realmente merece la pena en este asqueroso mundo.
ResponderEliminarNo sempre he viscut amb la mateixa "set" I reconec que els últims anys, potser m'he deixat portar per la decepció.
Però segueixo creient en un altre mon millor, i en la mesura de les meves possibilitats faig tot el que puc per que es visqui millor.
B7s
PS: No et vaig veure per New Orleans ;o)
No perdis la fe...
EliminarTenia mooltes ganes de venir, però al final se'm va embolicar la tarda :(
Idò jo seguesc pensant que les persones humanes som més bones que dolentes. I que la serenitat depén de la honestedat, no de la bondat o la dolentia. I, desgraciadament, aquesta honestedat pot ser de gent txunga de coons.
ResponderEliminarAls que em diuen que els amants dels animals som bones persones per defició, els dic que Hitler era un superamant dels animals, i vegetarià, i mira el que va fer el tros de bèstia. I que als caçadors els encanten els animals, mentre els serveixen.
Sí,Tona, evidentment som més % bons que dolents sinò ja ens haguéssim extingit del tot fa temps. Jo també penso que la major part de la gent és bona i actua correctament i fa el que pensa que ha de fer quasi sempre... però tots tenim esquerdes i costats obscurs. I no tenir-los en compte és perillosíssim.
EliminarHe dit.
Fa anys que els altres no em deceben -potser una certa tristor?. Ja sé que segurament això m'hauria de preocupar. No ho sé. Tampoc no sé si és veritat el que dic.
ResponderEliminarDoncs mira, Miquel, de vegades m'auto-consolo pensant que si encara em decepciono -igual que si encara em sorprenc- és que encara estic viva.
Eliminar;-)
Qui sap. Jo tampoc ho sé, la vida és molt rara. Tant que no l'entenc i aquí vinc a què en parlem.
gràcies per venir a compartir dubtes
No esperar nada, disfrutar de los instantes, permanecer atento a lo que sucede aquí y ahora, no especular ... siempre es posible disfrutar del sabor de un café, de la visión de una flor, de los rayos de sol ... nada se puede atrapar, la Vida es un constante cambio.
ResponderEliminarAy, Juana, a veces me parece que estás en otra galaxia a la que nunca podré llegar... que tú disfrutas de una serenidad y claridad que envidio mientras me revuelvo entre dudas y errrores.
Eliminar;)
Muy buenas reflexiones, Judith, entorno a un tema siempre vivo para cualquiera con un mínimo de sentido común. Desde hace un tiempo aplico una máxima a mis relaciones con todos mis semejantes; una forma de protección frente a la mezquindad/maldad del prójimo y también en el fondo, un poco la propia: no "comprar" las neuras ajenas. Eso implica identificarlas, mantenerse a distancia y hasta respetarlas, pero para nada dejarse arrastrar, ni permitir que nos involucren en esos procesos perversos. Y no porque esté yo libre de ellos, sino precisamente, porque los conozco...
ResponderEliminarExcelente aproximación Ricardo. Te aseguro que intento hacer algo parecido y hay días que incluso lo consigo (aplausos: plás, plás)
Eliminar... pero hay otros días, que no.
Hay otros días que las neuras de otros me atrapan, días en que esos "procesos perversos" se me llevan por delante y me arrastran hasta que me dejan aturdida y dolorida en cualquier esquina.
Un poema, vaya.
Llego tarde a esta reflexión. También llegó algo tarde ella a mi vida. Ha sido hace muy poco y me ha servido de mucho. He dejado atrás algún que otro harapo y los que aún quedan pesan menos, desde entonces.
ResponderEliminarPodemos y debemos decepcionar. Y podemos y debemos sentirnos defraudados. En algún momento, ocurrirá. Porque tiene que ver con las expectativas y éstas, a su vez, con anhelos, ilusiones, esperanzas, ... depositadas en otros y en uno mismo. Y, a veces, alcanzan una altura que da bastante vértigo.
Y quizá esas otras neuras nos atrapan y nos duelen y nos aturden porque, de algún modo, en algún reflejo, en algún sentido, vemos en ellas parte de las propias, parte del ropaje de ese villano que mencionas.
Lo importante, como casi siempre, es lo que cada uno hace después de cada proceso. Yo quiero seguir con mis anhelos y deseos y mi esperanza. Y, desde el otro lado, pienso seguir intentándolo ... aunque sé que puedo decepcionar(me).
Me ha encantado tu teoría sobre la bondad. Es una elección y exige un esfuerzo y me imagino que será por eso por lo que tiene ese inmenso valor.
Sentir sed, venir por aquí, ... y encontrar agua fresca!!
Gracias!