Protesta
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Los padres hacen todo lo posible por envejecer. Merodean los ochenta y se empeñan en dejar de caminar, en ver muy mal, en escuchar poco. Su esfuerzo es grande: él simula aguantar el paso no más de una calle; ella finge que las letras se le empalman en la página. Quieren que sus hijos los visiten, los lleven, los escuchen, les lean, les descifren los letreros, los sonidos. Pero los hijos se han vuelto unos niños: se tropiezan y se rompen un pie; se esconden bajo las sábanas llenos de lágrimas; se deshacen del perro y la mujer. Quieren que sus padres les den la mano al caminar, que les adviertan de las esquinas de los muebles y los enchufes descubiertos, que los cobijen en las noches y que les den palmadas asegurándoles que todo está bien.
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Mónica Lavín (México, D.F., 1955)
vía La nave de los locos de Fernando Valls el 4/03/12
Llevo días sin actualizar el blog, no he podido encontrar el momento, he pasado una temporada complicada con mi padre hospitalizado y el resto de la vida que no se detiene en sus exigencias domésticas pero necesarias: poner la lavadora, preparar comidas, acudir al trabajo y al dentista, pagar las facturas...
Una está en ese momento de la vida en la que los hijos aún son niños, o adolescentes, que siguen necesitándonos y los padres se van haciendo mayores y empiezan a necesitarnos también....
Esta edad sandwich cae aproximadamente alrededor de los cincuenta; y no es un mal momento, al contrario: me siento muy capaz de llevarlo todo, estoy en plenitud de fuerzas y gozando de un gran equilibrio psíquico, pero, pero... hay días en que estoy agotada y me siento tironeada por demasiados lados, días en que quisiera acurrucarme en un rincón y que apareciera una figura paterna y tranquilizadora a asegurarme que todo va bien, que todo irá bien.
Pero "los padres hacen todo lo posible por envejecer" y de repente una se descubre cuidando a un padre que ya no es ese contrafuerte sólido con el que siempre pudimos contar, sino que no se sabe en qué momento se transformó en un anciano, alguien que despierta ternura porque es frágil y vulnerable y a quien hay que asegurar, con un abrazo, que todo está bien, que todo irá bien.
Esto es la madurez, definitivamente: acostumbrarse a vivir a la intemperie, sin un hogar, ese hogar mítico, al que poder volver a refugiarse de las inclemencias de la vida. Uno es su propio techo y no hay vuelta atrás. (En realidad nunca la hubo, pero son tan testarudas las melancolías...)
NOTA: Mi padre merodea los noventa, pero está saliendo de esta, siempre ha sido un hombre fuerte.
"La edad del sandwich", asociaré esta expresión a esta entrada mientras me dure la memoria.
ResponderEliminarCompartiendo lo que dices de que cada uno es su propio techo, creo que éste se puede apuntalar con la ayuda de los amigos.
Esas personas que avanzan en la vida acompasados a nuestro ritmo y que nos pueden "asegurar", en los pasos clave que componen la escalada de la vida.
Animo y un beso!!
Preciosa aportación Paulino, por supuesto que los amigos nos ayudan a construir un espacio reparador. Estos días, en los momentos en que me encontré más desbordada, una de mis mejores amigas acudió en mi socorro, y siempre se lo voy a agradecer.
EliminarEstoy en la edad sandwich (me ha gustado como la llamas :)
ResponderEliminarEn el tema padres; ayuda si tienes hermanos/as.
Yo tengo esa suerte.
Por parte de los hijos... pues si, ellos te tienen a ti como techo seguro. Estamos para decirles que todo va bien, que irá bien.
Un día serán ellos los que tomaran el relevo.
Y así es la vida...
Pero lo cierto es que echo en falta una compañera para los días en que necesito un rincón donde acurrucarme y que me dijera que todo va bien, que todo irá bien.
besos
Fra Miquel: tinc germanes, tres com tres sols, i no sóc jo la que més porti el pes dels pares precisament, però per circumstàncies aquests dies m'ha tocat més de ser-hi.
EliminarRespecte als fills, ja m'agradaria poder-los transmetre una mica de consol i seguretat... el mateix que sí, és cert, ens pot donar un company de vida. Ni que sigui per una estona, ni que sigui que tots dos sabem que només és una aposta: Diga'm que tot anirà bé...
Los padres se empeñan en envejecer y justo cuando quieres empezar a pasear y verlo todo de otra manera...vuelta a empezar...no hay tiempo para tener tiempo...
ResponderEliminarBonita foto...:)
Manel el tiempo es circular, no dejes de subirte...
EliminarLe he hecho unas cuantas fotos a mi padre estos días. En esas circunstancias difíciles de la enfermedad, la estancia hospitalaria y el encuentro con la condición humana más corporal y sufriente, sus fluidos y miserias... he disfrutado mucho de cada rato pasado con mi padre. Ha sido hermoso.
A mi el meu pare pare ja em va cedir el testimoni i em va deixar en el primer lloc de la "llista d'impresió"...ara ja em toca a mí, espero que no sigui molt aviat ;))
EliminarL'hi trobo una assemblança, té un front noble i dignitat en tot ell...maca, sí...
Si, Manel, a poc a poc anem passant a primera línia i ...això sí que fa "impressió". Per suposat que no serà aviat, et cuides molt i bé ;-)
EliminarM'ho diuen, que m'hi assemblo. I ja m'agradaria assemblar-m'hi en més aspectes: el meu pare té un saber estar i una elegància natural que se sobreposen a les pitjors indignitats de les rutines hospitalàries.
Doncs així crec que t'hi assembles molt i molt Judith...
Eliminar:-) quina floreta...
EliminarImposible no identificarse. Somos una generación “experimento” y tenemos que improvisar sobre la marcha. Nuestros padres son los primeros representantes de lo que damos en llamar “mayor esperanza de vida”, ya no vivimos en el mismo barrio, la inmediatez nos acosa, la tecnología nos envuelve…
ResponderEliminarNo es fácil, no, incluso aunque los hijos no sean tan niños. Es cierto, son testarudas las melancolías y faltan rincones.
Un abrazo Judith!
Gracias Isabel. Necesitamos poder tomarnos unos mojitos algún día, no? Va a ser como reencontrar a una vieja amiga. Estoy segura.
EliminarDisfrutaremos los mojitos en algún rincón agradable :) Igual pronto...
EliminarMe alegro de que tu padre se empeñe en seguir envejeciendo y que salga de esta. ¡Un fuertísimo abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias, Paz. Mi padre, sí, es testarudo, y aún tiene mucho que hacer y mucho por leer.
EliminarSi et sembla bé, firmo el teu post Arati. Jo, que ara sóc el més gran de la família no saps com recordo el pare, que va morir a l'edat que jo tinc ara, i com recordo la força que em donava la mare fins i tot quan ella depenia de mi. Els pares, com totohom, arriba un moment en què gairebé només necessiten mirades i pell sobre pell, la resta és valor afegit. Companyia i amor, no hi ha res més.
ResponderEliminarM'encanta que t'agradi Miquel.
EliminarÉs maco també veure com es transforma l'amor, com passem de ser fills petits i demandants a adults cuidadors i donadors d'afecte i cura.
I la pell, el donar la mar, tocar-se, acaronar... el caliu humà és més guaridor que moltes medicines, n'estic convençuda.
Me alegro de que tu padre esté mejor. Me encanta la ternura de este post. Pero me rebelo ante el hecho de que la sociedad, que es una construcción nuestra, no contemple la circunstancia de que ahora las generaciones ya no se suceden sino que se solapan. Y eso es bueno, porque disfrutamos más tiempo de nuestros padres y sobre todo, porque nietos y abuelos pueden compartir espacios vitales que para mí no existieron. Pero hemos de dar un paso más allá e inventar fórmulas que nos permitan acompañar la enfermedad de un padre sin que la vida nos agobie y ayudar a crecer a un hijo sin presiones añadidas.
ResponderEliminarNo es una utopía. Somos animales que se adaptan al medio, pero esta vez, el medio debería hacer un esfuerzo por adaptarse a nosotros ¿no te parece?
Un abrazo fuerte y ya sabes, si me necesitas, silba :-)
Ay Francesca, en este día de la mujer trabajadora... ¿qué te voy a responder?.
EliminarGracias, muchas.
Amén a todo. Qué bello y qué cierto, Arati. Me alegran las buenas noticias con respecto a tu padre. Un abrazo
ResponderEliminarErnesto
Gracias Ernesto, forma parte del recorrido vital y de un modo u otro todos pasamos por situaciones similares.
Eliminar:-)
Me ha gustado mucho, Judith, no sólo porque estoy en esa edad de sandwich mixto (bikini, como decís ahí)sino también por la ternura y la crudeza de lo que tan bien cuentas. Precioso y preciso el texto de Mónica Levín. Yo también creo que, como los textos, nuestras vidas son circulares. Me alegra mucho que el pare siga envejeciendo.
ResponderEliminarUn abrazo
Si dos adjetivos tuvieran que definir estos días son, precisamente los que tú has elegido: belleza y crudeza, aplicables a muchas de esas situaciones importantes de la vida: los nacimientos, las enfermedades, la muerte, el amor...
EliminarGracias Jose, y ánimos con ese bocadillo.
De momento me acabo de tomar un flan, que a media tarde no va mal. Gracias a ti, Judith
EliminarAcabo de recordar esa canción de los 80 que decía "listo como una puerta, poderoso como un flan..."
Eliminar:-)
Cuidar a los hijos y cuando sean ya mayores cuidar a los padres... suena cansado... a ver si resulta que lo realmente circular es el cansancio!
ResponderEliminarY... ¿dónde ha quedado el sueño heavy de "vivir de los padres hasta que se pueda vivir de los hijos"?
La verdad es que yo veo muy cercana la edad sandwich y me preocupa no llegar a los dos extremos... el tiempo dirá!
Me alegra saber que tu padre sigue adelante.
Fantástica enternecedora cruda entrada, Judith.
Un abrazo!
Gracies per l'aportació Joanka
Eliminar...va a ser que amar y cansarse a menudo van de la mano, ¿o no?
Te mando un beso, amiga preciosa. Se me han esfumado las palabras. Literal. Descansa quan puguis. lamarions
ResponderEliminarAmiga preciosa tú que viniste a cuidar de mi casa y mi hija, a salvarme la retaguardia para que yo pudiera estar a lo que tenía que estar...
EliminarSeñoras y señores: mi amiga Mariona, un tesoro.
Un detall només, Arati, jo no he estat mai ben bé en l'edat sandwich, en tot cas, llesca de pa amb tomata més pernil o el que sigui. I ara ja sóc només pernil, o sobrassada o formatge... S'ha acabat el pa :-)
ResponderEliminarQui diu fills diu altres obligacions pròpies de la vida, pot ser la parella, els amics, la feina, la vocació... les ocupacions a les que et dediques en el dia a dia.
EliminarAquest apunt va venir motivat per les meves cabòries al voltant del moment en que te n'adones que els pares ja no són una figura protectora sinò que, precisament, s'han convertit en éssers fràgils que necessiten de la teva protecció.
(I no, no m'acostumo a pensar-te "Miquel"... jajaja!)
Ahoj Arati,
ResponderEliminarme alegro de que tu padre esté mejor; tu puedes, pero también te envío refuerzos de paciencia....
Besinos, Ra
Ay, Rake, querida, paciencia sí que es lo que tú tienes... Muchas gracias bella!
EliminarMe entra una duda sobre el contenido del sandwich con aquello de que: La mujer a los 50
ResponderEliminar" O amojamá o ajamoná" je je je, es una broma para quitarle dramatismo al post. Un homenaje más a este padre tuyo, que también es el mío, y que ha hecho gala toda su vida de un semblante noble y serio aderezado con un fino sentido del humor, que yo he heredado con menos finura y más acidez ;-)
Ima, ya nos conocemos y ya sabes que yo tiendo más al jamón, serrano si pot ser.
EliminarEl senyor Josep és un SENYOR en qualsevol circumstància, i la filla està a la seva alçada.
ResponderEliminarMoltes gràcies Quim, tu que em veus amb bons ulls.
EliminarI ja saps que per estar a l'alçada del meu pare... s'ha de ser molt alt! Encara que rondi els noranta segueix tenint una planta, en Josep. :-)