4/5/12
La presencia de la ausencia
Siempre me han fascinado esas paredes medianeras que de repente quedan a la vista, cuando se derriba un edificio. Dan testimonio de su desaparición esos interiores que permanecen tercamente adheridos a su edificio compañero.
A veces se percibe una escalera, los distintos colores de las habitaciones, los papeles pintados, el rastro de que allí hubo un cuadro o un mueble durante años, el hollín de las chimeneas... lo privado hecho público.
Y hoy me han encantado las fotos de Marcus Buck.
Me parece que Marcus habla en esta serie menos del rastro de unos interiores inesperadamente aflorados al espacio público que de una ausencia: la de todo el edificio que ya no está.
Estas fotos me han sobrecogido como metáfora de tantas cosas que ya no están pero que no acaban de desaparecer y que nos dejan cicatrices.
Ay, las cicatrices, son la presencia misma de la ausencia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Los contenidos de este blog están bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0.
Ver esas paredes interioresexpuestas al exterior tiene algo de impúdico, de prohibido, como observar a través del ojo de una cerradura [de las de antes]
ResponderEliminarSí, y apostaría que cuando quedan a la vista esas trazas de intimidades, a ti también te gusta buscar los detalles e inventarles una historia a ese armarito del aseo que se quedó pegado en la pared, a ese colgador al lado de la puerta...
EliminarTengo una así delante de mi ventana que está en proceso de desaparición porque están construyendo. A veces me quedo pensando en que me alegro que el edificio ya no estuviera cuando vine a vivir aquí. No sé, una especie de pudor por ese rastro privado hecho público que tú dices.
ResponderEliminarPreciosas las fotos, y con toda esa luz...
Claro, imagino que si conoces a los vecinos realmente debe dar pudor ser testigo después de la exposición de su lavabo...
ResponderEliminarPor lo que he visto en su web el fotógrafo es un profesional especializado en grandes espacios arquitéctonicos para publicidad, este es un pequeño proyecto personal.
Es como si esas casas quisieran autoconstruirse (o autodegradarse) al margen de lo que hayan decidido los arquitectos. Mira, como un poema ;-)
ResponderEliminarUn abrazo
Ernesto
uy, Ernesto, que me acabo de acordar que te debo algo!
EliminarPreciosas fotografias. Impresionante presencia la de la ausencia. Absolutamente densa. Gracias!
ResponderEliminar¡Que ilusión verte por aquí, Asier! las gracias a vosotros por venir a leer y darle sentido a esto. Y encima comentar, ...eso ya es de lux total.
ResponderEliminar¿Y si enfocamos hacia los sentimientos?, tenemos muchos ejemplos de cómo se presenta la ausencia, en forma de corazón acelerado, estómago encogido, animo apagado... parece que las ausencias se imprimen en el alma.
ResponderEliminarY claro, el alma es muy difícil de fotografiar y por eso nos aproximamos y conformamos caras, que son el espejo del alma...
Gracias!
Por supuesto, Paulino, las metáforas es lo que tienen: que son amplias y caben muchas cosas.
EliminarYo estaba pensando en ausencias más emocionales que físicas al escribir el post... me has pillado.
Comparto tu inquietud, es como al derribar la casa, esta se negara a desaparecer del todo empeñada en mostrarnos, no sus cicatrices, sino la última señal de vida que le queda.Bonitas fotos, gracias.
ResponderEliminarDeja su recuerdo aferrado...
EliminarGracias por la visitita y el comment, primo, me despisté total con las respuestas.
Es que mirarlo es como invadir el espacio de otro ....
ResponderEliminarTal cual, es entrar en un espacio que no era para ser mirado por cualquiera.
EliminarSiempre me llamaron la atención las casas en ruinas, los pisos a medio destruir en los barrios antiguos que descubrían el color de las paredes (amarillos, verdes, celestes...)y los huecos desocupados de la vida que fue.
ResponderEliminarRecuerdo haber visto muchos por el Raval en BCN y por Tetuán en Madrid, que daban paso a no sé qué modernidades. Siempre me sentí un intruso, porque me gustaba imaginar las vidas vividas e intentar entender la inevitabilidad del paso del tiempo y nuestra insignificancia: presencia fugaz, asuencia infinita.
Qué buen post, gracias por compartir, Judith
Ay, no me di cuenta de que os dejé sin responder, lo siento. ¡Y además a mis lectores fieles!
EliminarA raíz de este post varias personas me han comentado que les fascinan las medianeras descubiertas y que comparten esa sensación entre culpable y feliz del intruso voyeur.
:-)
Qué bonito el post. Mi madre nació en un pueblo que se ha tragado la mina y dice que se entretiene recordando los nombres de las calles, las casas, la gente que vivía, de forma ordenada. Al leer tus textos me he acordado de ese juego de la memoria.
ResponderEliminarPor cierto, ahora que hay crisis en la construcción, habrá más juegos de esas presencias/ausencias que aparecen en las fotos, ¿no crees? Lo que se derrumba ya no se construye tan pronto.
Gracias por venir a leer y por pararte a comentar, Angi, Bienvenida.
EliminarAy, tu madre, no sé si lo suyo es mejor o peor, porque aunque los lugares de la infancia no hayan desaparecido... por mucho que regreses a buscarlos nunca los encuentras.
Es cierto, Arati, pero en su caso yo creo que es incluso violento, porque no es que no estén los edificios, es que no está ni la tierra ni el suelo, nada, aire. Por eso creo que es tan importante ese juego de memoria, porque no hay ninguna materia que te diga que lo que allí sucedió fue real, "tuvo lugar".
ResponderEliminarPues sí, es un expolio absoluto.
EliminarEscuchadla, mucho. Y escribidlo.
Excelente Arati!
ResponderEliminarConocia el trabajo de Marcus y hacia mucho tiempo que no lo veia por la red!!
Genial! Abrazo!
Al.
Muchas gracias Alain, serás siempre bienvenido aquí.
Eliminar:-)
Judith
Más o menos en las mismas fechas en las que escribías este post, hice una foto que posteriormente comentamos un amigo de twitter y yo en ese mismo sentido: nos llamaba la atención esas paredes al descubierto, ese desamparo que produce el dejar la intimidad al aire y que además aparezca "desgarrada" y desconchada. Os dejo aquella foto (en la que por cierto aparece un misterioso rostro graffiteado) y los comentarios.
ResponderEliminarMe ha entantado tu post, Arati. Un abrazo!
http://instagram.com/p/JWWbiNscGn/
Sí, yo también he estado mirando tu blog y tenemos alguna otra coincidencia curiosa: en fechas parecidas ambos abordamos el tema de la muerte digna y sin aspavientos.
EliminarGran hallazgo. :-)