Ante el acoso de algún pretendiente la tarea le estaba resultando tan ardua que decidió desaparecer del mapa por una temporada, lo que en aquel entonces se llamaba "realizar una peregrinación a Roma".
Llegada a Roma recibió la bendición del papa y consagró sus votos, pero al regresar a Britania fue sorprendida en su escala en Colonia por el ataque de los hunos, en 451.
Su voto de castidad peligraba seriamente... los hunos, ya se sabe. Como Úrsula seguía empeñada en mantenerse pura y se resistió a los bárbaros, fue martirizada. Ella y todas sus acompañantes, aunque la leyenda no cuenta si alguna de ellas tenia mejor disposición hacia los húnicos encantos.
Hasta aquí brevemente la historia, muy parecida a la de tantas otras adolescentes fanáticas que acabaron muriendo no sólo jóvenes y vírgenes sino que además, por tozudez, mártires.

Era por ubicar el tema, porque de la leyenda de Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes lo que me ha llamado siempre la atención es la representación iconográfica, el problema de como meter en un barco a las once mil vírgenes que se supone que la acompañaron en su viaje y martirio.
Siempre me han dado risa esas imágenes de barcos repletos de chicas, aunque los artistas resuelvan el problema apiñando una docena... y uno ya se hace a la idea de que "eran muchas".

Lo de las once mil vírgenes puede venir de la inscripción de una basílica, en la que se nombra a las otras doncellas (Aurelia, Brítula, Cordola, Cunegonda, Cunera, Pinnosa, Saturnina, Paladia y Odialia de Britannia), de las cuales una se llamaba Undecimilla ( "la pequeña undécima", en latín), de donde pudo derivarse la idea errónea de que las compañeras de martirio de Úrsula fuesen once mil.
También pudo ser una mala interpretación de la abreviatura XI.M.V. (undecim martyres virgines, once mártires vírgenes), leída y transcrita como undecim millia virginum, once mil vírgenes.
También pudo ser una mala interpretación de la abreviatura XI.M.V. (undecim martyres virgines, once mártires vírgenes), leída y transcrita como undecim millia virginum, once mil vírgenes.

Vittore Carpaccio realizó en Venecia un ciclo completo de frescos sobre la leyenda de esta mártir, que merecen un post para ellos solos. (No dejen de leer este precioso relato sobre los frescos y un estudioso que se perdió allí)
Visualicen once mil vírgenes todas juntas navegando por esos mares y volviendo locos a los marineros... no me extraña que prosperase la idea entre los pintores, escultores e iluminadores, es una imagen de lo más sugerente, pero...
¿se imaginan uno de esos barcos en una semana de tensión premenstrual de varios centenares de jóvenes vírgenes poseídas por la fe?.