7/11/09

Humberto Rivas: Lecciones de humanidad

Anoche falleció en Barcelona Humberto Rivas, un gran fotógrafo, un hombre bueno.

El post de hoy es una despedida afectuosa y no lo escribo yo sino Mariona, pero lo comparto en su totalidad de fondo y forma.
Ahí queda, como homenaje y recuerdo.



Humberto RIVAS
La Alfandeja 1994
Gelatina de plata, 30 x 45 cms




Lecciones de humanidad

Conozco a Humberto Rivas desde hace años, pero en los últimos tuve la suerte de compartir vivencia más a menudo con él y con sus últimos destellos clarividentes donde por arte del tiempo se resume lo más genuino de una personalidad, como si los dos extremos de la cuerda vital -infancia y vejez, nacimiento y muerte- se tocaran y se cerrara el círculo.

Humberto sabía los temas que le interesaban aunque el propio interés se fuera esfumando al ritmo que lo hacían los enlaces neuronales.

Pero su memoria emocional me parecía intacta, si no aumentada.

En los últimos tiempos no reconocía el contexto ni el nombre de una persona que se encontraba, pero sí su relación con ella; lo que lo unía a esa persona era el mismo sentimiento que habían mantenido a lo largo del tiempo y, si el sentimiento era amor, sus ojos lo traicionaban.
Porque Humberto Rivas miraba con mucho amor. Eso su familia lo debe saber bien.

Además de su obra, de la que sin duda se hablará estos días, de su personal mirada sobre las apariencias para sonsacarles su probable realidad, nos deja también una carga nada despreciable de semillas intangibles: honestidad, amabilidad, generosidad y, hoy por hoy, mucha tristeza.

Humberto Rivas llegó a este país para ayudarlo en su transformación. Fue maestro de una amplia generación de fotógrafos a quien en los 70 y 80 les dio el agua que requería su sed de cultura, les abrió los ojos a otra forma de entender la creación, poniendo así su granito de arena en la apertura del arte español al mundo.


Gracias, corazón. Descansa en paz.



Mariona Fernández

Directora SCAN




Otros enlaces:
"Con los ojos cerrados nadie finge"
Humberto Rivas: el fotógrafo del silencio
Humberto Rivas retrata el alma del mundo
algunas fotos en el fondo de VEGAP

y el pdf del dossier de prensa de Huellas

2/11/09

que no te coman el alma las polillas

Estoy reconociendo que tal vez la elección de cabecera para este blog y de uno de mis ojos como imagen de guerra en mis navegaciones por internet no sea tan casual como pensaba.

Ir dejando aquí mis cavilaciones para que las lean otros es un ejercicio enriquecedor, que trae información de vuelta, en ocasiones muy valiosa.

Resulta que miro. Que miro, y veo cosas, y me pongo a pensar. Y a veces lo cuento. Ahora aquí.

Tuve un novio, buena gente, un hombre cabal, que cuando le soltaba una de estas elucubraciones mías me decía que conmigo se sentía como en una peli de Woody Allen...




El sábado me fui al mercado. Hay que abastecer el hogar y alimentar adecuadamente a la prole, que están los dos en pleno boom de crecimiento y apetito voraz.

Me detuve en un bar del barrio a tomar un café. Un bar bastante cutre, todo hay que decirlo.
Conozco a varios de los parroquianos que compartían barra conmigo, algunos de ellos estaban de buena mañana frente a un vaso de vino, o a un carajillo, o directamente con una copa de coñac o de chinchón.

Me sorprendió el evidente estado alcohólico y degradado de uno de ellos, a quien suelo comprar en su parada. Lo vi con la mirada opaca, profundamente perdido, insatisfecho. Y es alguien aparentemente vivaz, suele estar muy dicharachero.

Salí camino del mercado con el run run en la cabeza.




Y mientras esperaba el turno en la frutería, en la pescadería o en la carnicería, iba pensando que uno puede aguantar todo un montaje vital a base de expectativas o de fingimientos, sí, pero sólo mientras se es joven. Sostener la falsedad es agotador.

Porque a medida que uno se acerca a la vejez, la vida se vuelve inclemente e implacable y nos deja desnudos y a la intemperie, solos con nuestra realidad. La que sea, la que para bien o para mal nos hayamos construído por dentro, lo que somos, lo que podríamos salvar en un naufragio... lo que se queda con cada cual cuando nadie le ve.

Ay del que se ha traicionado a sí mismo, ay del que no osó hacer lo que de verdad deseaba, ay del que no dijo lo que sabía que tenía que decir, del que claudicó sin pelear, del que se dejó llevar por miedo, cansancio o costumbre desoyendo su convicción profunda de que no, que por ahí no era...




Es triste salir del armario a los 50, pero peor es quedarse dentro de él hasta que es demasiado tarde, se te han comido el alma las polillas y no tienes en las manos más que arrepentimientos e insatisfacciones.

Y no me refiero a un salir del armario en un sentido de opción sexual, sino de opciones vitales, de valentía para ser honesto con como uno es, con sus propias y muy personales miserias y sus excelencias, con sus apetencias y sus fobias. A atreverse a acercarse a la gente que te hace vibrar y alejarse de los que empañan cualquier luz, a decir que no cuando sabes que es que no, a perseguir lo que deseas... a intentarlo, por lo menos.

Es corta la vida, y uno acaba por arrepentirse no de sus errores o de sus fracasos sino de lo que no se atrevió, de lo que no hizo.


Yo, para darme ánimos cuando flaqueo o me pongo miedica o acomodaticia (que es muy a menudo), procuro recordar una frase de mi cuñado, que me hace reír con ella cuando se pierde conduciendo y nos mete por lugares impredecibles: De los cobardes nada se ha escrito!



Las ilustraciones son de Ang Icaboh. Si les gustan hay más en su delicioso blog Objet-Fantôme

24/10/09

buen vivir

Hace un par de días Barcelona parecía ahogarse bajo el diluvio universal. Llovió y llovió de modo inclemente, hacía viento, frío, parecía que el invierno había llegado para quedarse.

Pero hoy el sábado se regaló radiante, han subido las temperaturas y el aire estaba limpio y cristalino como ocurre pocas veces en esta ciudad mediterránea que suele jadear bajo una campana de contaminación y humedad.

He comido con unos amigos al lado del mar, y al salir del restaurante me ha encantado encontrarme a estos vecinos disfrutando del día y del clima.

La verdad que daba gusto verlos, tan contentos ellos jugando su partidita de cartas en la playa, echándose unas risas.

Unas cajas, unas cervezas, unas cartas y ...la buena vida.
A veces es tan sencillo...



El único detalle inquietante, por incongruente, era esa bolsa del IESE...


20/10/09

la Sala Oval

Aquel invierno llovió todos los lunes.
Por lo menos así es en mi memoria.

Me había inscrito a un curso -unos créditos se diría ahora- de restauración que se daba los lunes por la mañana en el Museo de Cerámica, en el Palau de Montjuic. En la segunda o tercera planta de lo que ahora es el MNAC y por aquel entonces era un caserón siniestro al que no iban los barceloneses (nada aún de escaleras mecánicas ni exposiciones estrella) y que apenas era visitado por los escasos turistas de esa Barcelona muy preolímpica.

Hace muchos años ya, y aquel invierno llovía todos los lunes. Por lo menos en mi memoria.


Siempre que me acerco al Mnac me sigue estremeciendo el recuerdo de la desaparecida Sala Oval.
La sala sigue estando ahí, claro, restaurada, útil y flamante, pero ya no es la mía. Cuando voy hago como que no la conozco, me empeño en no reconocerla, la trato de usted, como si fuese otra.
Y es que es otra.


Una de esas mañanas lluviosas, tras recomponer un plato medieval, o un asa de jarra, o algo así, me perdí por el museo, vagabundeé, curioseé.
No había nadie, aún no era horario de abrir al público, o tal vez los lunes no abrían, no sé. Pero no había nadie.
Me encantaba poder deambular libremente por ese laberinto.

Y en un rincón había una cortina que medio ocultaba una puerta. Y la puerta esta entreabierta.

Me asomé, claro.
Y ahí detrás... había... no sé, ahí detrás descubrí... lo inesperado.
Porque ahí detrás en lugar de un cuartito como tantos o un armario de trastos, lo que se abría en la penumbra, con todos sus ventanales cubiertos por lonas que bandeaban con la tormenta, medio derruido y lleno de escombros era un espacio... magnífico, histórico, sacro, descomunal, dramático.

Me quedé por unos momentos sin respiración, anonadada. No tenía ni idea de la existencia de la Sala Oval, no esperaba semejante monstruo tras la puerta, no podía ubicar aquello que acababa de descubrir: ¿qué era eso? esa forma... parecía un circo romano, pero, no claro, cómo iba a ser un circo si estaba cubierto... ni nada romano.... si sabía que el Palau Nacional era de construcción bastante reciente... pero era tan grande, con esas gradas, tan solemne... ¿qué hacía aquello ahí?.
Atónita contemplaba sin comprender nada, oyendo el gotear de la lluvia, dejándome devorar por el monstruo dormido, fascinada por la pura belleza de ese lugar desmesurado y olvidado de todos, abandonado a su esplendor derruído.



Me gustaba pensar que ya nadie se acordaba de ella, que ya nunca nadie más la recordaría, que se perdería la memoria de que estaba allí, agazapada en su enormidad, de que había existido alguna vez. Me gustaba pensar que me pertenecía a mí únicamente, que se había escondido durante años tras esa cortina polvorienta de terciopelo granate sólo para que yo la descubriera.



Sigue perteneciéndome.
Aún, a veces, la visito en sueños.




Por supuesto, no he podido encontrar una foto de "ella" entonces, de cuando la conocí.
Esta del inicio de las obras es lo más parecido que he localizado: pónganle oscuridad, derribos y sorpresa, quítenle las máquinas y los hombres, reconstruyan mentalmente toda la mitad que no se ve (es realmente grande) e imaginen encontrarse eso inesperadamente detrás de una cortina.

10/10/09

como un melocotón


" Mientras escribe, es como si me estuviera dibujando; o más bien como si estuviera dibujando sobre mí –sobre mi piel–, no con el lápiz que utiliza sino con una anticuada pluma de oca, y no con el extremo del cañón sino con el de la pluma. Como si cientos de mariposas se posaran sobre mi cara y abrieran y cerraran suavemente las alas.


Pero por debajo siento otra cosa, una sensación de estar completamente despierta y vigilante. Es como despertarte de repente en mitad de la noche sintiendo una mano sobre la cara e incorporarte con el corazón desbocado y ver que no hay nadie. Y por debajo de eso se percibe otra sensación, la sensación de que te desgarran para abrirte; no como un cuerpo de carne, no duele tanto como eso, sino como un melocotón; y ni siquiera un melocotón desgarrado, sino un melocotón demasiado maduro que se hubiera abierto espontáneamente.

Y dentro del melocotón hay una piedra."

Margaret Atwood: Alias Grace

4/10/09

conversiones 2.0

De inmediato le cayó de los ojos algo como escamas, y volvió a ver.

Epístolas > Hechos > Conversión de Saulo (44:9:1 - 44:9:19)


Conversión de Saulo (detalle) c 1370, Lorenzo Veneziano.


Últimamente me he encontrado pretendiendo explicar que es la web 2.0 a personas que desconocen el concepto. Digo pretender porque tengo plena certeza de que no lo he conseguido, en parte por impericia, pero en parte también porque me parece que es un concepto difícilmente transmisible a alguien que está fuera de esa experiencia.

Incluso cuando se trata de personas que usan internet, email, buscan en google, conocen youtube, leen blogs de vez en cuando y puede que incluso se estén pensando lo de facebook... llega un punto en que me siento como si estuviera contando mi vivencia de abducida por extraterrestres.

Es como eso tan horrible que ocurre en las películas, cuanto más insisto en los detalles para hacer creíble lo que digo, mayor escepticismo noto en quien me escucha: ahhh, ¿y dices que son verdes y tienen antenas?.

Porque en ese barrio blogosférico que frecuento el concepto está muy claro, está entendido, es decir, asimilado intelectualmente pero, y eso es lo importante, también está comprendido, vivido en la práctica y usos que rigen las relaciones y acciones de sus habitantes.

Es más, se trata de un concepto en permanente evolución, se va enriqueciendo y redondeando a partir de lo que se va viviendo dentro de él. Y se trata de una idea expansiva como los gases: no se aplica únicamente a la web y sus relaciones, sino a un "modo de" hacer las cosas. De organizarnos en el espacio público en su sentido más amplio.


Conversión de S. Pablo. Elliot Earls.
Cooper-Hewwitt National Design Museum, Smithsonian Institution



Cierto que los vecinos son gente activa y curiosa, entusiasta y positiva, y todos piensan en como exportar al exterior (véase empresa, administración, sociedad) esa nueva filosofía dospuntocerista que tanto nos gusta y en la que tenemos puestas tantas expectativas.

Por eso en el barrio twitter y alrededores se oye a menudo la palabra "evangelización" referida a cómo herramientas del tipo facebook están enseñando el uso y los modos de la web, atrayendo a mucha gente en principio reacia o poco interesada, consiguiendo que vayan entrando y aprendiendo las necesarias "competencias digitales" para participar en esa nueva web (léase también sociedad) más colaborativa.

Coopetición, evangelización, competencias digitales, participación, conversación, prosumidor, empoderamiento, etc... son términos que circulan por el barrio blogosférico con una naturalidad pasmosa... pero fuera de él son como arameo antiguo, nadie sabe qué significan.

Y es que los que están fuera, están MUY fuera.

Porque no se trata de nuevas palabras, sino de nuevos conceptos. Lo 2.0 es una actitud, una predisposición, algo que no se cambia tan fácilmente si no es por la vía de la experiencia.


Detalle de iluminación, letra S, atribuida a Pisanello


Cada vez que me veo en la tesitura de intentar explicar lo 2.0 a alguien que lo desconoce, lo hago con la esperanza de lograr que lo entienda, pero sé que no va a comprenderlo hasta que se meta dentro y participe. Siempre el término que se me viene a la cabeza es el de "conversión".

Y no conversión en el sentido que se le da hablando de usabilidad o márqueting web, sino en el muy antiguo y bíblico de caída del caballo camino de Damasco, de conversión como revelación.

De repente comprendes algo que ilumina una nueva perspectiva, lo comprendes y eso te transforma, ya no puedes, luego, des-comprenderlo, la conversión es un punto de no retorno.

Puedes entender el concepto 2.0, pero no lo comprendes hasta que te ha abducido y te has convertido.



Algunos enlaces:

Web 2.0: así de sencillo via @ignacionacho

Guía práctica del web 2.0 por fuckwoski, con humor

y para interesarse en serio sobre web 2.0 y lo que se avecina con el web 3.0... el caparazón





26/9/09

un papel en el suelo


Ayer por la mañana un hombre caminaba por la acera. Hizo el gesto de tirar un pañuelo de papel en la papelera, pero se le enganchó entre los dedos.

Le debió parecer demasiada molestia detener el paso, siguió caminando y se desprendió de él con un gesto brusco de la mano. Ahí quedó, un par de metros más adelante, en el suelo.

A mí, espectadora sentada en la parada del bus, me dio por pensar que la escena que acababa de contemplar era una metáfora de tantos actos fallidos en la vida... de lo que dejamos mal resuelto por no acabar de redondear el gesto, de lo que abandonamos a un paso de la consumación, de lo inconcluso por dejadez.

22/9/09

con muy poco ruido

Gustav Klimt: Bosque de Hayas, 1902


El Otoño Se Acerca

El otoño se acerca con muy poco ruido:

apagadas cigarras, unos grillos apenas, defienden el reducto de un verano obstinado en perpetuarse, cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.

Se diría que aquí no pasa nada, pero un silencio súbito ilumina el prodigio: ha pasado un ángel que se llamaba luz, o fuego, o vida.

Y lo perdimos para siempre.



Angel González, en Otoño y otras luces, 2001.

Otros otoños en la Idea del Norte

17/9/09

ausencia

La imagen de la casa abandonada la encontré aquí.


Tengo esto abandonado y dentro de nada empezarán a salir hierbajos por el blogroll y a trepar enredaderas por los enlaces...

Pero es que deseo seguir manteniendo "este mi blog" como una válvula de escape y regocijo, que no se convierta en una más de mis obligaciones.


Y ahora mismo, qué se yo..., será que no tengo nada que decir.

2/9/09

no soy piedra, sino camino



Luis Cernuda
: Unos cuerpos son como flores...


Unos cuerpos son como flores,
otros como puñales,
otros como cintas de agua;
pero todos, temprano o tarde,
serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden,
convirtiendo por virtud del fuego a una piedra en un hombre.

Pero el hombre se agita en todas direcciones,
sueña con libertades, compite con el viento,
hasta que un día la quemadura se borra,
volviendo a ser piedra en el camino de nadie.

Yo, que no soy piedra, sino camino
que cruzan al pasar los pies desnudos,
muero de amor por todos ellos;
les doy mi cuerpo para que lo pisen,
aunque les lleve a una ambición o a una nube,
sin que ninguno comprenda
que ambiciones o nubes
no valen un amor que se entrega.



La imagen pertenece al álbum de dibujos "Amor" de Mihály Zichy, (Zala, 1827-San Petersburgo, 1906), una colección desasosegante de escenas de sexo impregnadas de melancolía. Merecería un post, pero apenas encuentro información sobre él.
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