15/10/10
Habrá que guardar ya la ropa de verano...
.... despedirse definitivamente del sol en la piel hasta el año que viene y empezar a apreciar los regalos del otoño: los calcetines, el aroma de castañas por la tarde en la calle, las sopas calientes para cenar, los domingos lluviosos...
Me gusta el otoño. Y hacer membrillo y tartas. Ponerme chaquetas envolventes como brazos de amante y taparme la garganta con un chal suave.
Estaré por aquí, tranquila, leyendo algo hasta que regresen las horas de luz y sus ajetreos.
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A mí, esto de la luz me cuesta... Levantarme y volver a casa en la oscuridad me hace paladear en la vida un tenue sabor a muerte. Afortunadamente estas despedidas no son definitivas.
ResponderEliminarMe gusta el sol otoñal, que no calienta apenas, que es pura luz... y respeta la tarde, alejándose temprano y dejándonos creer que vivimos de noche. También me gusta ese primer frío, que recibes sabiendo que irá a más y, tal vez por eso, disfrutas.
ResponderEliminarLo de las chaquetas envolventes es otra historia, siempre son mejores los brazos de un amante... en realidad, los otoños sin amor deberían estar prohibidos... ¿a qué sí? ;-)
... y me gusta también cuando el bosque se incendia de amarillos naranjas y rojos, y al despertar descubrir que las altas cumbres ya se han vestido de blanco. Recogerme en casa alguna tarde frente al hogar, chisporroteando el fuego como si nada pasase, como si el tiempo se hubiera detenido esperando la llegada del invierno.
ResponderEliminarNi hablar. Respeto tus gustos pero déjame dejar aquí constancia de mi disidencia. Nada de otoños ni inviernos, nada de luces mortecinas ni frío ni colores sepias. ¿Para qué sirve el otoño, aparte de para pasar frío y recordar nuestra acabación? No voy a entrar dócilmente en esa noche callada. Me declaro enemigo del otoño. Me dan ganas de emborracharme hasta los tuétanos e hibernar hasta que me despierte con una bofetada (¡levántate!) el olor de las buganvillas y salga afuera y me acaricie el sol, como una amante. Soñé que me moría en una estación fría. Los dioses no lo quieran.
ResponderEliminarQue la tristeza pase pronto, que no nos quiera la lluvia, que el sol nos bendiga.
Un beso.
Me encanta el otoño! Y el invierno! No me gusta que haya menos horas de sol, pero el otoño y el invierno molan. Tienes tiempo para ti, para tus lecturas, para tu casa, para tus amigos. Y el frío mola.
ResponderEliminarNo es triste ni gris ni oscuro.
Venirsus a Mallorca!
"Después del invierno siempre hay primavera" .... me gusta el color del otoño, es marrón y amarillo, hay viento y lluvia .... me gusta el otoño en los bosques y, ese olor a humeda madera .... en realidad lo que me gusta es ese ir y venir de las estaciones, ese no estarse quieto en ningún lugar, ese continuo movimiento que me recuerda que la Vida no para y que jamás parará
ResponderEliminarEl verano siempre es fugaz
ResponderEliminarEn una estancia (el siglo pasado) en Medellín, la ciudad de la eterna primavera, maravillado por esa climatología que hace que la temperatura sólo oscile entre 18 y 22 grados y que posibilita que haya flores creciendo durante todo el año, dije "es el clima ideal para vivir, sin tener que cambiar la ropa del armario, sin frío ni calor"... y la respuesta que obtuve fue clara: "vós podés disfrutar de los colores del otoñó y extrañar los calores del verano, eso sí es envidiable".
ResponderEliminarPues eso, que el verano pasó y volverá, y ahora nos toca disfrutar del colorido otoño mientras esperamos las nieves que anunciarán que la primavera está viniendo para llevarnos hacia la calima... y que somos unos privilegiados por vivir en el mejor sitio del mundo, donde no hace ni demasiado frío, ni demasiado calor y donde podemos disfrutar de las variaciones del clima que nos ha tocado!
Pues a mi suele rodearme una triste nostalgia que resulta hasta agradable. No sé, algo así como melancolía en plan dulce.
ResponderEliminarY ya de las setas ni hablamos...
Siento el retraso pero estoy teniendo muchas dificultades para poder comentar en mi propio blog :-(
ResponderEliminar@cumclavis son los ciclos de la vida: luz, sombra, exposición, introspección... si estuviésemos siempre a plena luz acabaríamos resecos y quemados (sobre todo algunos, de piel fotosensible).
También mí se me hacen difíciles los meses de invierno por la oscuridad, pero es cierto que me gusta el otoño y esta sensación de recogimiento, de bajar el ritmo, paladear los pequeños placeres domésticos, esas cosas.
@Francesca otoño e invierno son las estaciones de los lectores... ¿a que se lee bien con la lluvia tras los cristales?. En cuanto a los brazos amantes... mucho mejor en otoño que en plena canícula, ¡ay, que agobio de calor!
@alguiensingular un placer tenerte por aquí, aportando esa nota de color y excelente descripción de sensaciones otoñales. No te marches más, quédate con nosotros.
@Juana te voy a llamar Juanafeliz, porque parece que todo te va siempre bien y que eres feliz en toda ocasión. Dime que a veces también estás triste, por favor, o me vas a acomplejar.
ResponderEliminar@José Luis Piquero vamos a ver, a ver, centrémonos... que tú hablas desde el paraíso de Islacristina, donde tienes sol hasta aburrir y casi que, hiho, se hacen necesarios el par de meses de lluvias y fresquito. Y si no fíjate en la isleña @Tonapou que aprovecha los ratillos otoñales para sus cosas y sus paseos, sin más.
No quieran los dioses que te mueras nunca. O por lo menos que no lo vea yo.
@Miguel El verano resplandeciente empieza a acabarse desde la primera tormenta de agosto. Pero eso no le quita color ni calor a las tardes de septiembre.
@Joanka Ay, los cambios, el ir esperando la novedad de cada estación con tanto placer, el de la anticipación. Creo que yo me aburriría en ese limbo meteorológico tropical.
@Antonio Mira que bien, gracias a los problemas tecnológicos te has dejado caer a comentar por aquí. Comparto eso de la dulce melancolía y también lo de las setas, que me encantan. Lo paso muy bien yendo a buscarlas, y no se me da nada mal.