15/5/10
¿dónde están las llaves? Matarile
Hay algo que aún me cuesta más tirar que los libros: las llaves. Las llaves que ya no abren ninguna puerta.
Llaves de candados que se perdieron, de cerraduras que se cambiaron hace mucho tiempo. Llaves de lugares que ya no existen, o para los que yo ya no existo.
No sé que extraño afán coleccionista me había impulsado a guardarlas a lo largo de los años, a sabiendas de su inutilidad, ni sé porqué me ha costado tanto desprenderme de ellas.
O sí. Cada uno de esos trozos de metal era la llave de un mundo perdido: risas, experiencias, también lágrimas, emociones, caras que no volveré a ver jamás, caricias que iluminaron noches y se desvanecieron como fuegos artificiales, decepciones, duelos, cafés y conversaciones compartidos, aprendizajes, ventanas, amaneceres y atardeceres, sofás que retuvieron mi forma y en los que anidé, espacios que conocí tan y tan bien y que apenas ya puedo recordar... polvo.
Adiós guardianas de retazos de vida de aquella que fui, ando buscando nuevas puertas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Los contenidos de este blog están bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0.
¡Enhorabuena!, te imagino liberada y sé que encontrarás esas nuevas puertas tras las cuales te esperan espacios llenos de felicidad.
ResponderEliminarY por cierto, menuda idea me has dado… me voy ya mismo a rebuscar por ahí llaves oxidadas, aunque, sinceramente, sobre todo voy a ver si tiro esas que, como funcionar, funcionan perfectamente, pero abren cada puerta… Mira, será porque hace sol, pero hoy tengo ganas de hacer limpieza, ¡fíjate tú, con la pereza que me da a mí siempre limpiar! :-)
Em fas present les claus que no guardo però que encara tinc: la majoria no sé quines portes obrien i tancaven. No estic segur de voler-ho saber.
ResponderEliminarMas importante que tener las llaves para cerrar o abrir las puertas, és saber que tenemos puertas que no son muros, puertas que se nos abren de par en par , puertas transparentes.
ResponderEliminar@Francesca: pues sí, será la primavera que llega por fin y nos pone simbólicas, con ganas de limpiar a fondo y dejar sitio a las nuevas sorpresas que traerá la vida ;-)
ResponderEliminar@Pere és que ben bé no és que les guardis intencionadament, s'acumulen. I un bon dia decideixes que ja és hora de llençar totes les claus inútils. És alliberador!
@Anónimo hay puertas que se nos abren sin llave...
Una de mis "rarezas" es esa afán por tirarlo todo, una especie de "posesión" por limpiar y dejar espacios vacios, me entra con alguna frecuencia .... según mi familia con "demasiada" frecuencia.
ResponderEliminarAy, Juana, mi tendencia natural es más bien la contraria, la de recoger y conservar... por ello, de vez en cuando, debo sobreponerme a mí misma y obligarme a hacer sitio, a crear vacío, el único modo, como dicen los orientales, de dar paso a lo nuevo. Me gusta este cuentito:
ResponderEliminarUna taza de Té
Había una vez un destacado académico occidental con numerosos premios en ciencias y filosofía que sintió curiosidad por entender la sabiduría oriental y decidió visitar a un sabio maestro Zen.
Al presentarse, el maestro Zen le invitó a tomar té junto al jardín.
El erudito occidental comenzó por presentarse diciendo quién era:
- Verá usted, yo tengo una vasta experiencia y sabiduría en muchas áreas, tengo una formación académica intensa en física, teología, psicología, medicina, así como también en educación y filosofía...
Mientras tanto el maestro Zen que le escuchaba con atención, comenzó a servirle té.
Así, mientras nuestro sabio amigo le seguía hablando de si mismo, de sus numerosos conocimientos, el maestro continuaba llenándole la taza de té hasta que esta comenzó inusitadamente a desbordarse.
Para la más completa sorpresa de nuestro amigo, el maestro no se detuvo en absoluto, si no que por el contrario continuó vertiendo el té mientras éste se derramaba ahora fuera de la taza y recorría el plato, la mesa y hasta llegar al suelo.
- ...Pero maestro...- dijo desconcertado nuestro letrado amigo, - la taza ya está llena, no cabe más, ¡el té se está derramando fuera de ella!-
El sabio maestro entonces le dijo:
- Sí, al igual que usted. Esta taza ya está llena, nada nuevo puede entrar en ella ni en usted, usted ya está lleno, ya cree saber muchas cosas y tener muchas respuestas, nada nuevo puede entrar en usted, debe primero vaciar su taza.-
Yo también guardo las llaves! De ex-coches, de ex-casas, de ex-corazones... Pero no las voy a tirar todavía: me sobra espacio para llenarme de cosas nuevas!
ResponderEliminar=)
@Tona ... es que tú:
ResponderEliminara) eres muy niña todavía, aún estás en edad de guardar
b) tienes el corasssssón muy grande
;-)
¿Has visto "My blueberry nights"?
ResponderEliminarA mí me encantó, aunque hay valoraciones para todos los gustos.
Aún recuerdo el botellón de llaves...
Me lo has traído otra vez.
Un abrazo.
@Jesús Pues no, no la vi en su momento, pero prometo pillarla en el videoclub... "Deseando amar" me gustó mucho, me sorprendió, ¿me decepcionará esta?.
ResponderEliminarGracias por la visita y por dejar huella.
Qué bonito Arati. Te dejo una ventana que no se cierra con llave pero que trae luz.
ResponderEliminarBesos y sonrisas
@trilce, que alegría verte por aquí!
ResponderEliminarCuando hice la mudanza del blog sabía que, como en todo equipaje, olvidaría algo... y una de las cosas que se me quedaron fue tu enlace, que allá tenía y que recuperé aquí y en mi reader hace unos días.
Encantada de asomarme a tu ventana, también, de nuevo.