En la National Gallery de Londres, en una sala pequeña, están enfrentadas dos piezas magníficas, que atrapan al espectador en su juego de reflejos como debían hacer las esfinges, custodias de los umbrales que no deben traspasarse. A ellas pertenecen estas miradas, la de un hombre de 34 años, la de un anciano de 63 .
El paso del tiempo, incesante, imparable .... y sin embargo no por todo el mundo pasa igual.
ResponderEliminarQué regalo de post que nos estás haciendo... gracias!!
ResponderEliminar@Juana Por supuesto hay que ubicar el momento, en el S.XVII se era una solterona a los 20, un hombre maduro a los 30 y un anciano a los 60. Y claro que no pasa para todo el mundo igual, que hay quien madura con elegancia y que la juventud es un estado de ánimo y etc, etc..., pero pasa. El tiempo pasa por nosotros. Y es implacable y cruel.
ResponderEliminar@Cumclavis Tengo en mi corcho esos dos retratos desde hace años. Su fuego cruzado me paralizó durante un largo rato cuando caí entre ellos, al hallarlos casi por sorpresa donde no los esperaba. Son de tamaño parecido y Rembrandt se retrató en ambos con una pose y con una iluminación muy similar, con lo que su juego de contrastes resulta casi hiriente. De la potencia desafiante del joven al abatimiento melancólico del anciano... apenas un soplo.
"El joven no envejece jamás" decía un poeta. Vivimos ajenos a la ancianidad que nos acecha...
hasta que empezamos a envejecer. Y siempre nos pilla desprevenidos, por mucho que nos lo adviertan, aunque desde hace 2.000 años Ausonio, otro poeta, nos lo esté recordando desde su "collige, virgo, rosas".
Puestos a elegir, y para no terminar demasiado trascendente, prefiero la versión de Luis Alberto de Cuenca:
Collige, virgo, rosas
Córtalas a destajo, desaforadamente,
sin pararte a pensar si son malas o buenas.
Que no quede ni una. Púlete los rosales
que encuentres a tu paso y deja las espinas
para tus compañeras de colegio. Disfruta
de la luz y del oro mientras puedas y rinde
tu belleza a ese dios rechoncho y melancólico
que va por los jardines instilando veneno.
Goza labios y lengua, machácate de gusto
con quien se deje y no permitas que el otoño
te pille con la piel reseca y sin un hombre
(por lo menos) comiéndote las hechuras del alma.
Y que la negra muerte te quite lo bailado.
Creo que todo esto me toca muy de cerca en este momento de mi vida...ya sabes ;-))Tu comentario me va bien... :-D
ResponderEliminar@Cumclavis qué te voy a contar, colega, estoy en ello. Y no hay recetas...
ResponderEliminarMe parece que este espacio está necesitando un poco de sensatez… A ver, señor@s, la mejor edad de una persona es aquella en la que está vivo y, si quiere, puede dar un abrazo y sentir el calor de la sangre del otro y oler su pelo… y las arrugas y todo lo demás son chorradas ¡c***! ¡qué hasta el rabo todo es toro, por dios! :-)
ResponderEliminarAparte de eso, el post precioso... y Luis Alberto un hallazgo, ¡otro de los míos!... Judith, me salen los libros pendientes por las orejas, pero alguno de este iluso (por lo de cultivar la ilusión) caerá! Gracias por esta joyita!
@Francesca ¿sensatez? ¿echas en falta sensatez?.. si me parece que estamos básicamente de acuerdo.
ResponderEliminarAunque, por polemizar un poco, te dejo este de Roger Wolfe:
La avería
Dar amor, lo sé,
pero no funciona.
Mostrar piedad, lo sé,
pero no funciona.
Eliminar el yo, lo sé,
pero no funciona.
Acabar con el deseo, lo sé,
pero no funciona.
Vivir el hoy y no el mañana ni el ayer, lo sé,
pero no funciona.
Poner la otra mejilla, lo sé,
pero no funciona.
¿Qué hacer entonces? No lo sé
Y no funciona.
Polemicemos, polemicemos...
ResponderEliminarA mí Wolfe me cae bien desde un día que leí esta “cosita” suya, que a ti te parecerá una minucia, pero para mí es sencillamente genial.
GLOSA A CELAYA
La poesía
es un arma
cargada de futuro.
Y el futuro
es del Banco
de Santander.
Cinco años de cama. R. Wolfe (1998)
De todas formas, tampoco soy una loca del presente, yo, como dice un amigo mío, estoy por el "Carpe diem"... depende del diem... :-). Apa, bon cap de setmana!
;-) conocía ese poemilla de Wolfe, que tiene algunos grandes poemas y siempre unos títulos magníficos en sus libros.
ResponderEliminarPoca polémica tenemos, me parece. Al fin y al cabo coincidimos en lo de ser "partidarios de la felicidad", a cualquier hora, a cualquier edad.
Carpe, pues.
En los ojos se refleja el paso del tiempo. Pero éste no es en vano. Ni quiere decir que sea malo.
ResponderEliminarEl tiempo, como la vida, se pierde o se gana.
Un saludo.
Gracias por la visita Fernando. Como dice la canción: nunca el tiempo es perdido, sólo un recodo más...
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