3/7/16

cavatina

Algunas de las películas que enmarcan mi educación sentimental y mi comprensión del mundo y de la vida llegaron sin avisar y de forma casual.
Drácula aterrorizó mi infancia pese a que me prohibieron verla y me colé debajo de la mesa, pero aún ahora me sigue fascinando. Ahora soy una adulta que cuando está estresada y padece insomnio lee cuentos de miedo
 Arrebato, la vi durante un fin de semana en la Costa Brava que me tocó dormir en un sofá cama y había tormenta. Estaba desvelada, puse la tele y zás.
Fanny y Alexander fue una elección improvisada en un cine vacío del mes de agosto.
Peggy Sue se casó, iba a reírme sin más, pasar un buen rato... y salí del cine acongojada, pues se convirtió para mí en la perfecta ilustración de la maldición de Casandra, condenada a vaticinar el futuro sin poder remediarlo.
... hay tantas!

También sin saber muy bien qué era lo que iba a ver aparecí en un cine donde proyectaban El Cazador. Era aún muy joven y esa historia de amor, horror, lealtad y desesperanza me impactó profundamente. De algún modo a través de la historia que cuenta El Cazador se cristalizaron mis primeras experiencias y mi comprensión de que los finales infelices también ocurren, oh, sí, que existe la atrocidad, que somos vulnerables y que hay heridas irreparables.

Aún ahora su bellísima banda sonora me acompaña siempre en los (afortunadamente escasos, pero necesarios e higiénicos) momentos en que me permito entregarme a la autocompasión y la tristeza.



La noticia:
Muere Michael Cimino a los 77 años
El cineasta, responsable de 'El cazador', 'Manhattan Sur' o 'La puerta del cielo', solo dirigió siete filmes en su meteórica y truncada carrera